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Cuando anunció su reconciliación con el entrenador panameño Rigoberto Garibaldi, Rosendo Alvarez no quiso señalar quién de ellos decidió acercarse, pedir disculpas y proponer una nueva relación de trabajo después de varios meses de una relación fracturada.
Alvarez barajó de buena manera el tema, y eso mismo sucedió con Garibaldi, quien ayer desde su casa de habitación en Ciudad Panamá mostró mucho entusiasmo por esta reconciliación que se produjo la noche del domingo en Managua; horas antes del regreso a su país.
“Me sentí muy contento cuando hablamos de nuevo, porque Rosendo es un muchacho formado por mi persona, lo hice campeón y en el 98 la AMB le dio la faja de súper campeón… No voy a decir quién tomó la iniciativa o quién no, lo más importante es ponerlo en buenas condiciones para otro campeonato a Nicaragua”, dijo vía telefónica el entrenador canalero.
“El Diablo nos separó al llevarnos a esa discusión de hace meses, pero Dios se encargó de unirnos otra vez porque uno también debe perdonar para que lo perdonen”, añadió Garibaldi.
Ciertamente que esta coincidencia en la práctica del evangelio ayudó a este nuevo encuentro. Sin embargo, la confianza de padre e hijo que desarrollaron a lo largo de cinco años fue igualmente determinante.
“Cuando hablamos recordé los viejos tiempos, nos abrazamos y nos pusimos a llorar, porque es una gran relación. Es como un matrimonio que produjo buenos frutos, como vencer a Chana Porpaoin en Tailandia, algo casi imposible, de botar a Finito López”, reiteró.
Garibaldi estuvo el fin de semana en nuestro país para la presentación del zurdo Oscar Murillo ante Ray Márquez Jr., una sorpresiva derrota para su nuevo pupilo.
No obstante, anunció que igualmente trabajará con Murillo, el mismo Rosendo y uno que otro boxeador de la escuadra de “Star Boxing Promotions” que maneja Ana Francis Donaire.
Tampoco se olvidó de Léster “El Patito” Fuentes, a quien comenzará a entrenar a mediados de este mes posiblemente en Panamá.
“Con Rosendo vamos a trabajar con el sistema de antes: disciplina, mucha exigencia en los entrenamientos y una buena relación de amistad que nos ayudó a desarrollar grandes preparaciones hasta la conquista del título mundial contra Porpaoin a finales del 95”, dijo Garibaldi.
“Con los otros muchachos también vamos a planificar bien el trabajo, porque me siento comprometido con el pueblo nicaragüense que siempre me ha brindado un gran respaldo”, finalizó el aventajado entrenador canalero, que muy pronto podría tener bajo su mando a la “crema y nata” de nuestro boxeo profesional.