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Los agentes libres

Tito Rondó[email protected] Para la mayoría del público, las contrataciones de agentes libres son alegrísimas, mitad carnaval, mitad esperanza hecha realidad para los equipos de uno. Pero el fondo es negro. Fíjense ustedes que Manny Ramírez, el tremendo jardinero que únicamente tiene a su fragilidad en contra a la hora de comparar su producción ofensiva con […]

Tito Rondó[email protected]

Para la mayoría del público, las contrataciones de agentes libres son alegrísimas, mitad carnaval, mitad esperanza hecha realidad para los equipos de uno.

Pero el fondo es negro.

Fíjense ustedes que Manny Ramírez, el tremendo jardinero que únicamente tiene a su fragilidad en contra a la hora de comparar su producción ofensiva con la de cualquier otro jugador, solamente quiere dos cosas.

Quedarse en Cleveland, y ser el primer pelotero en firmar un contrato de 200 millones de dólares. No importa tanto el número de años, ni a cuánto por temporada sale, ni quiere ser el mejor pagado. Solamente ser por unos días, los días antes que firme Alex Rodríguez, el único con un contrato de 200 millones.

Los Indios de Cleveland se mueren por dárselo, pero sencillamente no pueden.

Así que parece que Manny se irá, y los Indios tendrán una terrible decisión que tomar. O persiguen a Mike Mussina y buscan suplir con pitcheo la falta de ofensiva, o se resignan a ser segundones.

A muchos equipos les pasa eso. Kansas City desarrolló a Johnny Damon, quien pese a su nombre tuvo una segunda mitad de campaña sencillamente angelical (y si mantiene esas cifras se va a volver la próxima súpersuperestrella), pero tiene que dejarlo ir.

Encima que los dueños de equipos no han sabido controlar sus gastos (y quieren que los jugadores lo hagan por ellos), según un análisis varios equipos “apartarán” dinero para algún agente libre. Como solamente un club puede firmar a ese pelotero determinado, el equipo buscará a un segundón, y le dará un poco más de dinero de lo que el jugador esperaba. “Sólo se beneficiarán los Darren Olivers de este mundo”, dijo un ejecutivo.

Y el promedio salarial seguirá subiendo.

La división entre equipos ricos y pobres se acentuará cada vez más, y unos cuantos (Yanquis y Mets) estarán peleando el banderín todos los años, y una vez cada cierto tiempo un equipo “chiquito” verá madurar a varios de sus frutos de las menores casi a la vez, competirá por un tiempo, y luego caerá nuevamente al sótano de donde salió.

Mientras, sigue el sainete.

Se dice que los Yanquis jamás permitirán que Alex Rodríguez juegue con los Mets, que a George Steinbrenner no le importan las barreras de los 200 millones, ni la de 25 millones al año, lo importante es que no juegue con los Mets.

Entonces sale diciendo Rodríguez que firmará con cualquiera, que lo único que desea es “apear” a los Yanquis de su trono.

Es el turno para el agente de Alex de escaparse de morir. “No es cierto, no quiso decir eso”… lógico, apartar a los Yanquis de la subasta es partirla por la mitad.

En fin, mientras muchos celebran la lluvia de billetes, otros temblamos, temiendo que el béisbol se vuelva terriblemente aburrido…  

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