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Jóvenes preparan su bachillerato

Con mucho entusiasmo los nuevos bachilleres desean que llegue ese día tan esperado para compartir, junto con sus compañeros de estudio, ese especial momento de su graduación. Subir y tomar en sus manos ese diploma que durante cinco largos años y con mucho sacrificio y empeño se han ganado. Sin embargo, para llegar a ese […]

Con mucho entusiasmo los nuevos bachilleres desean que llegue ese día tan esperado para compartir, junto con sus compañeros de estudio, ese especial momento de su graduación. Subir y tomar en sus manos ese diploma que durante cinco largos años y con mucho sacrificio y empeño se han ganado.

Sin embargo, para llegar a ese punto culminante, tienen que realizar otro esfuerzo: organizar fiestas, kermesses, rifas, obras de teatro y hasta desfiles de carrozas para recaudar fondos y enfrentar los gastos de promoción que, de por cierto, este año se han disparado.

La adquisición de los accesorios para la promoción de los bachilleres es la inquietud de los estudiantes de quinto año de los diferentes colegios e institutos de Managua, sobre todo para aquellos de escasos recursos económicos.

Según las cotizaciones de algunas fábricas y confeccionistas de ropa, el valor de la toga oscila entre los 350 y 400 córdobas. El valor del anillo de graduación es de 1,900 para hombre y 1,600 para la mujer, pero todo en dependencia de la calidad y el diseño.

Entre la recaudación y el apoyo paternal

A la par de las actividades de recaudación, los bachilleres de este año tienen apoyo de sus padres, el cual ha sido lo más importante, pues son los que más han sacrificado sus bolsillos para cubrir los gastos para la promoción de los futuros profesionales.

La mayoría de los futuros bachilleres expresa que su situación económica en sus familias no es tan prometedora, ya que algunos no podrán asistir a su acto de graduación, ni poder compartir ese momento tan especial con sus amigos y familiares y los que logren cumplir este sueño, lo harán con mucho sacrificio.

“No me imaginé que se gastara tanto en una promoción”, afirma María José Valle, estudiante de quinto año del Instituto Ramírez Goyena, pues asegura que su papá es el que costea los gastos. “Estoy tratando de salir adelante con el gasto del alquiler de la toga”, indicó.

Sin embargo, su compañero de clases Ernesto Torres Navarro no lo ve así. “No lo siento tan pesado, porque el instituto recauda fondos a través de fiestas, kermesses y rifas y, además, considero que el alquiler de la toga no está caro”, aseguró. Lo que más le satisface es que se siente feliz por su ingreso a la universidad, aunque le provoca tristeza el saber que se separará de sus amigos.

Pero esta situación no sólo afecta a colegios públicos, sino también a privados.

“En mi familia los recursos no son muy buenos. No hay una estabilidad económica”, afirma Juan Carlos Inti, estudiante del quinto año del Instituto Loyola.

Aunque sostiene que el colegio siempre les ha dado el apoyo necesario en las actividades para adquirir financiamiento, como fiestas dentro y fuera del colegio, kermesses, rifas… de las cuales un porcentaje fue destinado para la promoción.

Desafortunadamente, afirma, no usará anillo de promoción, pero le satisface la idea de que celebrará junto a sus compañeros la despedida con una alegre fiesta en el Hotel Las Mercedes. “Voy a extrañar la secundaria porque voy a dejar a mis compañeros y maestros, porque yo sé que en la universidad se forman grupos excluyentes”, concluyó.

Milagros Alvarado, de 17 años, estudia el quinto año en el Colegio Bautista. Sostiene que desde junio comenzaron a dar una cuota de 23 dólares por mes, para la cual se les motivaba a través de circulares. Aunque ha sido difícil recaudarla, vale la pena, afirma. “Me siento súper emocionada, ya quiero salir de la secundaria y entrar a la universidad. Además, lo que hemos tenido que pagar para todo esto vale la pena invertirlo, sobre todo saber que nuestra promoción será en el Teatro Rubén Darío”, afirmó.

La importancia del rendimiento

Como es natural en los jóvenes, todos desean asistir a su promoción, pero desafortunadamente no todos logran cumplir ese sueño, debido a que la situación económica, que siempre ha sido un problema sin resolver en las familias nicaragüenses, afecta directamente al joven en el sentido emocional.

De acuerdo al psicopedagogo Antonio Aburto, el hecho que un joven no pueda asistir a su promoción ni compartir ese momento especial con sus amigos, porque no pudo comprarse la toga o cancelar ningún tipo de arancel para recibir su diploma, indudablemente tendrá un impacto emocional; pero, quizás de no gran trascendencia.

“Esto no va a afectarlo de ninguna manera para ingresar a la universidad. Lo más importante es su rendimiento escolar, porque muchas veces puede ir el joven muy bien presentado al acto promocional, con una linda toga, con un lindo birrete, una bonita fotografía y un lindo anillo”, dice.

A la universidad no pueden entrar por su bajo rendimiento escolar, el cual es el pasaporte que le garantizará la entrada a la universidad y aunque su familia tenga situaciones difíciles de seguro se sentirán más satisfechos y orgullosos de todo su empeño y esfuerzo que desarrolló el joven durante toda su secundaria”, concluyó.

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