Pasadas las elecciones municipales y después de analizar los resultados preliminares, el Partido Conservador pasa a aumentar su número de votantes (los cuales no son votos cautivos, sino coyunturales), las cifras no fueron arrolladoras como algunos sectores triunfalistas del Partido lo esperaban; la tesis de que la tortuga verde encerrada en su caparazón, sola ante sí y por sí y sin la pequeña ayuda de sus amigos podía derrotar a dos jugadores de bola recia, además de bien organizados y con abundantes recursos del Esstado a su disposición, gracias al pacto de repartimiento, el cual posiblemente se dio hasta en la contada de los votos donde no existieron fiscales propuestos por los conservadores.
Probablemente los resultados hubiesen sido mejores si los promotores autosuficientes de la teoría de la tortuga verde hubiesen fortalecido sus estructuras organizativas, dinamizándolas y promoviendo la participación sin discriminación de ningún tipo y esto se hubiese logrado aumentando el abanico de organizaciones de diferentes razón social y teniendo como común denominador la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento de la democracia.
Y lo más importante el crecer no sólo en número sino en la promoción y participación activa de sus miembros y de sus líderes, craso error político, discriminar a los aliados, bloquear imágenes y restar participación e importancia a sus aliados, probablemente por miopía o novatada y en última instancia por viveza de ratón, cuyo costo político se cuenta con voto y perdida de credibilidad, ya que no se logró presentar a la población votante el proyecto de la primera fuerza como una opción aceptable y digerible que permitiera satisfacer las expectativas del voto y que éste no obstara por abstenerse.
Conservadores modernos, si los hay, el reto esta planteado, ahora o nunca, la coyuntura actual lo demanda el poseer una madurez política y liderazgo de conducir sabiamente una política amplia de alianza de convergencia nacional, sin discriminación de bandera partidaria, donde priven los criterios de honradez, lucha contra la corrupción y sobre todo amor a la democracia participativa y de oposición contra el bipartidismo, fin último del pacto y de la actual ley electoral.
Luis E. Ulloa Barba
INSS 230