Ya pasaron las elecciones municipales que fueron precedidas por pronósticos negativos de pactos y arreglos partidarios, ya se confirmó con obras y con palabras el parcialismo y el manoseo del concepto de las palabras ley y democracia, se abusó de la ponderación política de los nicaragüenses, se exhibió la inmadurez cívica de algunos políticos irresponsables, al aplicar los partidos sandinistas y liberales, en vivo y a todo color, una ley electoral excluyente, producto de un pacto que inhibió intencional y maliciosamente a partidos y personas. Perdimos todos, perdió Nicaragua, perdieron también los triunfadores.
¿Ahora qué sigue?
¿Se resignará el pueblo nicaragüense visto el escenario pos-electoral, a volver a participar de nuevo en una elección próxima con la misma ley y con los mismos jueces del Consejo Electoral?
¿No estarán con esta ley y con esta repetición de errores promoviendo los pactistas en el 2001, una mayor abstención (45%) o exponiendo al país a una mayor protesta?
Visto los resultados de la pasada elección, hay amplia justificación cívica para que los partidos políticos y el pueblo afectado en general, unidos en este propósito, exijan cambiar urgentemente una mala ley electoral politizada.
Es urgente fortalecer y organizar una verdadera y sostenida protesta cívica de todos, que permita ser escuchada y atendida por nuestra Asamblea Nacional, para iniciar un nuevo proyecto de ley electoral multipartidario, institucional realista, participativo, objetivo y apartidista, que contenga además transformaciones y soluciones en nuestro sistema electoral.
No puede el pueblo nicaragüense quedar atrapado en el futuro electoral del 2001, entre la dicotomía de la resignación avasallante e injusta y la violencia generada por la inconformidad de una mala ley.
El pueblo y la democracia tienen la palabra. Hay que luchar por ideales y principios, si queremos tener alguna vez en Nicaragua justicia electoral y verdadera democracia.
Silviano Matamoros Lacayo.