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Excitante vuelo…en parapente

Para tener contacto con la tercera dimensión ya no es necesario saltar desde un avión a merced de un paracaídas. Mucho menos recurrir a plantas o sustancias alucinógenas. Sentirse cerca de Dios o creerse un ave por un día en Nicaragua, ya no es un problema para aquéllos que lo deseaban y los que aún […]

Para tener contacto con la tercera dimensión ya no es necesario saltar desde un avión a merced de un paracaídas. Mucho menos recurrir a plantas o sustancias alucinógenas. Sentirse cerca de Dios o creerse un ave por un día en Nicaragua, ya no es un problema para aquéllos que lo deseaban y los que aún lo anhelan, pues desde 1993 se practica en el país la novedosa y emocionante disciplina deportiva conocida como parapentismo.

“Me gusta porque es un deporte extremista, ‘loco’, no es cualquier ‘gato’ que va a colgar su pellejo en un pedazo de trapo, pero me gusta. Le llama la atención a la gente, es perfecto. La sensación siempre es inexplicable, te hace olvidarte de todo, es excelente. Es la mejor sensación, estando arriba todo se te olvida, si estás enfermo se te quita la enfermedad”, dice Byron Cruz Vargas, 19 años, uno de los pilotos más experimentado de este deporte.

Este joven además funge como asistente e instructor de la única escuela que existe en Nicaragua, la que lleva el nombre “Volar”. Practica este deporte desde los 13 años, pese a que normalmente se requiere como mínimo 18 años de edad para practicarse.

“Pero yo me sentí confiado en practicarlo y me tiré a volar”, agrega Byron, quien ha logrado realizar unos 300 vuelos aproximadamente, éstos de dos y tres horas, porque el récord en el país es de cuatros horas en el aire.

Su historia

El parapente es un deporte muy nuevo, tiene aproximadamente 22 años de existir, fue inventado en Francia por unos paracaidistas, a quienes se les ocurrió que podrían despegar de un cerro en vez de lanzarse de un avión y tenían toda la razón porque funcionó. Desde entonces comenzó a evolucionar y quedó como un deporte aparte, aparato o material que no fue diseñado para saltar desde un avión, sino para despegar de una pendiente. Además, parapente significa “paracaídas de pendiente”.

Pero fue a partir de 1985 que comenzó a desarrollarse como un deporte, con varias fábricas que producían los aparatos de manera industrial, primeramente en Francia y Suiza. Hoy en día, en Europa particularmente y en casi todos los países de América Latina hay clubes que practican esta disciplina deportiva.

“Una de las cosas por la que me gusta es por la adrenalina que te corre por el cuerpo cuando estás volando. Es una sensación que muchas personas no la pueden vivir, tal vez por la situación económica del país, pero es bonito volar. Es algo divino”, cuenta Carlos Antonio Díaz, 16 años, al momento que cierra los ojos y se imagina que está realizando su vuelo número 22, pues practica este deporte desde hace cinco meses y solamente ha podido estar dos horas y media en el aire.

Pero este deporte por su naturaleza no vino volando a nuestro país. El promotor de esta idea fue: Silvan De Puryn, un extranjero que llegó a Nicaragua hace 11 años, pero fue 1993 cuando se comenzó a practicar más sistemáticamente, cuando De Puryn capacitó a varios muchachos y a muchos compañeros.

Gracias al esfuerzo, tenacidad, poder de gestión de este hombre y de quienes lo acompañaron, hoy en día existe la Asociación Nicaragüense de Vuelo Libre, donde están abiertas las puertas para todas aquellas personas que desean volar.

Según De Puryn es una asociación sin fines de lucro y lo que se cobra es para la escuela, es solamente una participación en los gastos, realmente no se cobra por el curso, lo que se paga es un poquito por los gastos de instalación y la reposición del material que se presta durante el período del curso.

“Hay que entender que es la aeronave más sencilla y accesible, pero no tan barata, pues el material es algo costoso. Sin embargo, efectivamente es los menos caro para poder volar. Esto además de ser lo más lindo y natural. El parapente en sí es algo completamente silencioso, estamos metidos en la naturaleza, es un ambiente magnífico. Cuando uno está en la tercera dimensión, allá arriba, pues descubre otro mundo y se lo goza. Realmente es algo bello. Las sensaciones que nosotros imaginamos son las de los pájaros”, cuenta De Puryn, quien ha realizado unos 700 vuelos aproximadamente.

“Actualmente hay inscritos diez alumnos en el curso, aunque uno de ellos termina hoy porque le toca realizar su décimo vuelo y tendrá que decidir si va a comprar su propio parapente o va seguir con uno de la escuela pero ya alquilándolo. También tenemos que ver si va a continuar con su progresión, porque después de cumplir uno su vuelo número diez todavía se es muy pero muy novato”, explica De Puryn al referirse a uno de sus alumnos que el domingo pasado terminó el curso de aprendizaje.

Pueden practicarlo…

Cualquier persona en buen estado de salud puede practicar el deporte, no hay ninguna limitante, no existe esfuerzo físico, lo único pesado es subir la pendiente del Coyotepe y en el aire hay que tener una mente tranquila, normalmente. Es decir, ser sano de cuerpo y mente, son las condiciones para realizar este deporte.

“Para cualquiera es peligroso. Solamente es querer, porque la única diferencia es que unos vuelan con paracaídas de emergencia y otros no. Nosotros porque somos locas y arriesgadas que volamos sin paracaídas, pero ahí vamos”, afirma Estrella Palomo, 18 años, refiriéndose a su amiga Tatiana Rodríguez de la misma edad.

Tatiana practica el parapentismo a partir de este año y solamente ha realizado un vuelo grande de diez minutos, sin embargo no deja expresar su pequeña pero significativa experiencia: “Bueno, es una sensación grandiosa flotar en el aire. Uno no se siente guindado del parapente y tiene una vista espléndida, maravillosa, que de ningún otro sitio se obtiene”.

Estrella por su parte tiene un poco más de experiencia que su amiga, practica desde hace dos años, aunque no es muy constante. Por eso es que no ha podido concluir su curso. Tiene nueve vuelos en total, siete realizados en laguna de Apoyo y dos en el festival del aire realizado el año pasado en Xiloá.

“Le voy a decir lo mismo que dice mi papá, es una sensación que no se puede explicar y que para que uno sepa qué es lo tiene que practicar”, dice Estrella.

Sigue estas recomendaciones…

Aunque en Nicaragua no se han realizado competencias, a nivel internacional si es muy usual. Lo que se puede hacer aquí son juegos, por ejemplo, precisión de aterrizaje. Es por ello que se deben tomar en cuenta una serie de recomendaciones y dominar algunos secretos ambientales para poder ser un buen parapentista.

– Las competencias internacionales más que todo son pruebas donde se impone una salida y una meta, distancias de 50 ó 100 kilómetros en las etapas que están corriendo. Hoy en día el nivel de los pilotos de parapente es algo asombroso. Silvan De Puryn asegura que él como instructor no puede ni soñar en participar en ese tipo de competencia, porque no tiene la preparación. Esas competencias se realizan en condiciones adecuadas, se utiliza la térmica, los relieves evidentemente, no se puede en cualquier lugar.

– “Riesgos existen porque uno está volando e imagina que va a perder el control y va a caer. Es evidente que los hay, por eso se debe utilizar la razón, la cabeza y precisamente a aprender muy bien la práctica del deporte”, afirma De Puryn.

– “Las técnicas para volar son muy sencillas, un tipo con dones normales y buenas condiciones, en el primer día de su aprendizaje puede hacer un vuelo grande, sin problema. Pero la experiencia y la valoración de las condiciones es algo difícil de aprender, porque el aire es algo que se mueve, es inestable y más o menos no se ve, sin embargo, hay señales que indican como el humo, las banderas, la manga del aire, las olas de la laguna, etc., esto nos sirve para valorar. También se deben tener conocimientos mínimos sobre meteorología”, agrega De Puryn.

– Se recomienda también antes de alzar vuelo, llevar un pantalón, camisa mangas largas porque es fácil entrar al monte y se puede encontrar con espinas, por ello se llevan guantes, un casco, botas para evitar esguinces, el paracaídas de emergencia y viajar con un cuchillo o machete porque puede pasar que uno quede guindado en un árbol, un mecate y agua porque uno está un buen tiempo en el sol y se puede deshidratar.

– Las alturas alcanzadas por las personas que practican este deporte en Nicaragua, oscilan entre 700 ó 800 metros. Hasta ahora no se ha ido más arriba de ese techo sobre el nivel del mar, porque más o menos es donde se encuentran las primeras capas de nubes.

– Y estas experiencias las podrán disfrutar las personas que quieran, pues el año que viene ya habrá un parapente para dos personas, actualmente existe uno, pero por su edad, se cree que ha perdido su vida útil.

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