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Shyamalan, el director de ‘El Protegido’

Los Angeles.- Uno puede preguntarle a Samuel L. Jackson de qué se trata “El protegido”, su más reciente película, pero sería inútil. “¡Oh! ¿No pretenderás que lo eche todo a perder, eh?”, respondió el actor. “Hago de un tipo -añadió- que tiene huesos muy raros y cada vez que toca algo su cuerpo podría resquebrajarse. […]

Los Angeles.- Uno puede preguntarle a Samuel L. Jackson de qué se trata “El protegido”, su más reciente película, pero sería inútil. “¡Oh! ¿No pretenderás que lo eche todo a perder, eh?”, respondió el actor. “Hago de un tipo -añadió- que tiene huesos muy raros y cada vez que toca algo su cuerpo podría resquebrajarse. Pero me van a romper los huesos si digo algo más. El director me mataría.”

Es difícil creer que ese veterano de Hollywood se sienta intimidado por un director de 30 años que no hace mucho filmaba películas de entre casa con una cámara Súper 8, aunque luego M. Night Shyamalan asustó a mucha gente, el año pasado, con la película “Sexto sentido”, de la cual fue guionista y director. Además, la película recaudó 500 millones de dólares, una cifra que, de un día para otro es capaz de convertir a cualquiera en una potencia de Hollywood.

De manera que Night Shyamalan puede persuadir a Jackson -así como al resto del elenco, incluyendo a la estrella Bruce Willis- para que no abra la boca respecto de “El Protegido” (“Unbreakable”) Puede persuadir y consigue su propósito.

“Lo que trato de decir es esto: ¿cuántas películas, en esta era de la información, realmente a uno lo sorprenden?”, señaló el director nacido en los Estados Unidos, hijo de un matrimonio indio. “Francamente, no quiero que se hable más de la película, porque la echarán a perder para los espectadores”, añadió.

Lo que todos quieren saber, por supuesto, es si “El Protegido” tiene la misma magia que “Sexto sentido”. Su director, Shyamalan, piensa que sí, por supuesto, pero rápidamente advierte que nadie sabía qué hacer con la película “Sexto sentido” antes de su estreno. En realidad, el estudio Disney le tenía tan poca fe que cambió la fecha del estreno para agosto, comúnmente un período que es una especie de vaciadero en el que se vuelcan y donde van a parar los flojos productos de Hollywood.

“Cuando Disney cambió la fecha del estreno para agosto, pedí que me explicaran qué significaba eso”, reconoció Night Shyamalan. “En lo más profundo, sabía -agregó- que generalmente eso significa que un estudio no sabe qué pasará con tal o cual película ni le importa. Finalmente, si bien comprendí que no se trataba de una película de género definido, esperé lo mejor, aunque estaba algo nervioso.”

Teorías acerca del éxito

Shyamalan tiene sus propias teorías acerca de los motivos por los que “Sexto sentido” caló tan hondo en los espectadores, uno de los cuales fue que la película estuvo orientada a diversas clases de personas. “Allí había cosas para adolescentes y muertes mayores, y para todo el segmento intermedio. Además me encanta el sentido multigenérico de romance, emoción, miedo y horror combinados en la película”, expresó. Incluso después del éxito de taquilla alcanzado, los espectadores callaban el final, lo que gratificó al guionista y director.

“Lo grandioso es que, como mis padres viven ahora en la ciudad californiana de San Diego, un diario local realizó una encuesta en la cual la gente respondió que su película favorita del año fue “Sexto sentido”. Tal vez eso sea mejor que un Oscar. Fue grandioso para mí.” Por supuesto, la frase que perdura es: “Veo gente muerta”, la memorable respuesta del pequeño actor Haley Joel Osment que protagonizó la película junto a Bruce Willis.

De médico a cineasta

Nacido el 6 de agosto de 1970 en la India, el entonces Manoj Nelliyattu Shyamalan y futuro director de cine llegó a los Estados Unidos de pequeño cuando sus padres, ambos médicos, se afincaron en un barrio de clase alta de Penn Valley, enel Estado de Pennsylvania.

“A medida que crecía -recuerda ahora- nunca quise una nueva bicicleta para mis cumpleaños, sino una videocámara tras otra. En mi tiempo libre filmaba cortometrajes en el barrio. A los 17 años ya tenía 45 películas caseras. Mis padres estaban entusiasmados. Cada vez que terminaba un cortometraje, reunía a toda la familia para el “estreno”. Mis padres se reían y comentaban:”¡Miren por lo que se le da a nuestro hijo!” Creo que nadie me tomaba en serio. Ni yo mismo, en ese momento”.

El joven Shyamalan quería ser médico también, pero en la escuela secundaria se dio cuenta de que ése no era su camino. “Me gustaban las películas y Steven Spielberg, y pensé, definitivamente, que quería dedicarme al cine”, afirmó. “Y teniendo en cuenta -prosiguió- que mis padres son de la India, y esperaban que yo pudiera trabajar y progresar económicamente en la vida, igualmente me respaldaron mucho, aunque estoy seguro de que pensaban que, con el berretín del cine, estaba malogrando mi vida y que sería un fracaso.

“Honestamente, no creo que “El protegido” recaude 500 millones de dólares. No sé cuánto recaudará ni me importa. Lo que me interesa no es la taquilla, sino encontrar mi propia expresión artística y también complacer a los espectadores

Fundamentalmente, estoy muy decepcionado por lo que se da en los cines. Personalmente, quiero entregar a la gente la clase de películas que a mí me inspiraron. Esas clases de películas por las que uno pega el afiche en su cuarto y las compra en video para mirarlas una y otra vez”, se ilusionó Shyamalan.

Ahora, Shyamalan acaba de crear una por su cuenta. Llegó a conocer a los héroes de toda su vida, como Spielberg y George Lucas. Y no sabe qué sacar de todo eso.

Finalmente, el director señaló: “Es asombroso. Ni siquiera le digo a esa gente cuánto significa para mí. No estaría bien. No creo tener palabras para decirles a Lucas o a Spielberg cuánto han significado sus películas en mi vida. Ellos moldearon mi existencia. Lo mejor de mi nueva situación es que no tengo que rogar para hacer películas. Filmar ya no es una expresión de deseos, porque ese sueño se me ha cumplido. Y me siento raro”.

M. Night Shyamalan estudió cine en la Universidad de Nueva York, y egresó en 1992. Su primera película, que tuvo un bajísimo presupuesto, fue “Praying with Anger”, de 1992 (literalmente, “Implorando con ira”), filmada en la India. “La hice por monedas. Me ocupé de todo y hasta actué. Así empecé”, recordó el director.

Esa película mereció buenas críticas, pero tuvo poca distribución, y Shyamalan se encontró bloqueado como cineasta. Tardó tres años en hacer “Wide Awake” (1998), que aquí se estrenó directamente en video como “Más astuto que nunca”, un drama del cual fue guionista y director, y pasaron tres más para que estrenaran la película, pero sólo para verla desvanecerse sin dejar rastros.

Entonces, el joven director decidió por un tiempo dedicarse a escribir guiones, y se puso a trabajar en una pequeña historia fantasmagórica llamada “Sexto sentido” que, literalmente de la noche a la mañana, desencadenó una de las más furibundas batallas de la historia cinematográfica por los derechos de la película.

“Terminé el guión un viernes -señaló Shyamalan- y al día siguiente se lo entregué a mis agentes. Llegué a Los Angeles el domingo y lo envié a los estudios al mediodía del lunes 15 de septiembre de 1997. El primer ofrecimiento llegó cuatro horas después, el tiempo que habitualmente tarda en leerlo un productor y derivarlo a un ejecutivo de un estudio. Cuando llaman antes de que pasen cuatro horas, uno sabe que alguien no lo leyó. Uno espera que lleguen a la última página y levanten el teléfono.

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