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El músico don Horacio Alvarado y su hija violinista Cecilia Alvarado.

Música y tradición familiar

Don Horacio Alvarado, a sus 70 años, continúa trasladando a su descendencia el arte musical, que es combinado entre sus hijos e hijas con la intelectualidad Lucia Vargas – [email protected] JINOTEPE.- La música es una tradición entre la familia Alvarado, residentes en Jinotepe, Carazo. El mayor exponente de ese arte entre los miembros de esta […]

  • Don Horacio Alvarado, a sus 70 años, continúa trasladando a su descendencia el arte musical, que es combinado entre sus hijos e hijas con la intelectualidad

Lucia Vargas – [email protected]

JINOTEPE.- La música es una tradición entre la familia Alvarado, residentes en Jinotepe, Carazo. El mayor exponente de ese arte entre los miembros de esta familia es don Horacio Alvarado, quien incursionó en la práctica desde que tenía nueve años.

Con sus 70 años de vida, don Horacio Alvarado, es un maestro en la ejecución del trombón de cilindro, la tuba y el armonio, instrumentos que han sido sus fieles acompañantes al momento de llevar alegría a una fiesta o reforzar la tristeza en los funerales de varios pobladores de esta localidad.

POR GENERACIONES

Originario de Nandaime, este personaje cuenta que su maestro fue su propio padre, don Abraham Alvarado, reconocido músico de la época de los treinta en las tierras nandaimeñas, quien con devoción al arte fue moldeando a su vástago hasta lograr heredarle una profesión que le sirvió para ganarse la vida y que ahora es transmitida a la tercera generación.

Al cumplir trece años, don Horacio figuraba en esta zona como músico profesional al lado de su progenitor, acompañando orquestas de la época y llevando música en las misas matutinas celebradas en la Iglesia de Santa Ana.

PRIMER ESCENARIO

En su andar cultural recorrió cada pueblo, y dejó huella en diversos lugares. Nandaime significa el primer escenario de su carrera, donde formó parte de un grupo de doce integrantes, entre ellos reconocidos maestros del arte filarmónico.

“Eramos amigos que nos uníamos para trabajar y yo era el niño del grupo”, señaló don Horacio.

Alvarado recuerda a don Víctor Tonin, Juan Francisco Alvarez Y Víctor Román, quien tiene 80 años, pero aún toca la trompeta.

Reconocidos músicos de ese tiempo formaron sus orquestas, algunos de estos fallecieron y otros viven en el exterior del país.

Masatepe, León y Jinotepe, fueron los pueblos que enriquecieron el andar de este personaje y donde llevó sus dotes a las iglesias, fiestas populares, bodas, cumpleaños, entre otros.

Se trasladó a la ciudad de León, donde formó parte de la Orquesta Internacional y fue aquí donde conoció a su esposa, doña Alicia Alarcón, con quien se unió en matrimonio y procreó ocho hijos.

Después partió hacia Jinotepe, donde se detuvo el andariego músico, al ser invitado a formar parte de la Orquesta Jazz Carazo, cuyo director era el recordado César Acevedo.

LA TRADICIÓN CONTINUA

El legado de don Horacio, quien además es sastre, lo transmite a sus hijos, Ronald, Víctor y Cecilia.

Ronald Alvarado, actual director del Grupo “Son Tres”, sigue los pasos de su padre y ameniza fiestas, acompaña misas con el órgano y sus cantos, ameniza purísimas los 8 de diciembre y noches de gritería, bodas y misas al Niño Dios.

DIRECTOR DE LA ESCUELA DE MUSICA

Víctor Alvarado es el actual director de la Escuela de Música de Nicaragua y el primer concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional, su especialidad es el violín y clarinete; dotes artísticos que según don Horacio, él fue formando desde que era un niño de 12 años.

“Tanto Ronald como Víctor, salían conmigo a trabajar desde que eran niños”, comentó.

Muchos viajes a Europa y Estados Unidos, consolidaron la carrera de don Víctor, lo que para don Horacio es parte de ese esfuerzo y tenacidad con que mezcla su vida con el arte musical.

CECILIA ALVARADO

Cecilia Alvarado, de 24 años, hija de don Horacio Alvarado, es la menor de la generación de los Alvarado Alarcón.

Esta joven es una de las alumnas más destacadas de la Escuela de Música en la especialidad en la Sala Mayor del Teatro Nacional.

PADRE E HIJAS

Alicia, otra de mis hijas es doctora en patología y aprendió a tocar el violín y el saxofón, Nanci es Economista y cantaba el Ave María en las bodas y Cristian tocaba el clarinete”, señaló don Horacio.

FILARMONICOS, NO CHICHEROS</b.

“Somos músicos filarmónicos no chicheros”, apuntó don Horacio, a quien se le conoce popularmente en Jinotepe como “Pafufa”, es padre de Gerardo Alvarado, quien fuera director del “Grupo Macondo” y dueño de un restaurante conocido con ese nombre allá por los años sesenta en la capital, ahora reside en Costa Rica, y según don Horacio toca el piano en un hotel famoso de ese país.

VIDA MUSICAL

“La vida de un músico filarmónico, no es fácil, muchas veces no pagan los servicios musicales algunos clientes, quienes después de disfrutar del servicio se hacen los locos. Esta experiencia la viví en mis tiempos”, relató don Horacio desde su silla de ruedas, donde yace imposibilitado por una enfermedad circulatoria.

RECUERDOS MUSICALES

– Los recuerdos de la entonces Jazz Carazo, lo remontan a los clubes de obreros y fiestas particulares amenizadas con boleros de Gren Millier, guarachas, danzones, música bluf, cha cha cha y otros reconocidos temas de la época.

– El inicio de su trabajo como músico de planta de la Parroquia Santiago Apóstol de Jinotepe, hoy lo remontan a cuarenta años atrás en los que era infaltable sentado en su butaca frente al órgano parroquial, acompañando con su voz barítono las misas del Santísimo y dominicales, las misas del Niño Dios a las cinco de la mañana y además las purísimas y fiesta de reyes.  

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