A comienzos de este novedoso siglo, el hombre ha prosperado más que el resto de todos los siglos juntos en todos los ámbitos de la vida. El desarrollo de la civilización ha sido encomiable y digno de admiración, al comienzo de este siglo habitaban en este mundo mil millones de personas, actualmente estamos cerca de los siete mil millones, el promedio de vida ha aumentado considerablemente para todos los seres humanos, sobre todo en los países desarrollados. Lamentablemente al final de este siglo de las comunicaciones y de los grandes adelantos científicos como las estaciones satelitales permanentes y enormes adelantos en el campo nuclear e informática, la mayor parte de la humanidad sigue dependiendo de la sacrosanta voluntad de los países más poderosos del planeta, mientras las cuatro quintas partes de los habitantes de este mundo siguen esperando un cambio de actitud, que le permita a esta gran parte de los seres humanos compartir con mayor eficacia los retos del tercer milenio.
Con los subcontinentes de Latinoamérica, Africa y Asia, vivimos la mayor parte de la gente que adolecemos de grandes problemas socioeconómicos y debido a esto, la gente seguirá emigrando hacia el norte en decena y centenares de miles de personas mientras el Fondo Monetario Internacional y los organismos afines no promuevan una cultura de desarrollo a lo inmediato, sobre todo en esta era de la globalización, seguiremos siendo un mercado de mano de obra barata que de ninguna manera se desvincula esta situación del valor total de nuestros productos de exportación en los mercados internacionales ni tampoco de la percepción que tienen de nosotros los países más ricos de la Tierra.
Solamente el Todopoderoso sabrá qué podrá suceder con las nuevas generaciones si al fin de cuentas nada ha cambiado y las reglas del juego para ser reconocidos dentro del marco económico mundial; cada día se vuelven más inaccesibles y nuestros pueblos se ven condenados a someterse irremediablemente a estas recetas económicas que al fin de cuentas son asumidas por todas las gentes que conocemos y vivimos estos enormes problemas que a partir del tercer milenio debieran de tener un perfil más humano. No es nada sabio ni prudente que en nuestra región se esté terminando con nuestra ecología, el medio ambiente de nuestros países es cada día más precario y los factores de vida de nuestros recursos naturales se están agotando aceleradamente, lo que repercute drásticamente en nuestra población el desequilibrio ecológico es tan grave que muy pronto nuestros recursos naturales dejarán de existir y esto también tendrá graves consecuencias en todo el planeta a tal grado que puede ser irreversible y que estamos acudiendo en el nuevo siglo a la destrucción del planeta Tierra.
Dios quiera que todos pongamos atención y no nos dejemos sorprender y podamos obtener en el futuro la redención social y moral que todos estamos necesitando urgentemente, en esta Navidad, recordemos a ese Niño Dios que se hizo pobre para enseñarnos que hay demasiados pobres en el mundo y que todos debemos de luchar incansablemente para que algún día los pobres también puedan ser contados como Dios los sabe contar en la inmensidad de su amor inconmensurable.
Thomas Salomón Ríos Escobar,
Matagalpa, teléfono 612-3063.