Justin Pope (AP)
BOSTON, EE.UU.- Michael McDermott, acusado por siete asesinatos, se mostraba a menudo hosco y retraído pero sus características físicas —1.85 metros de altura, 125 kilos y frondosos cabello y barba— eran más llamativas que su personalidad.
El ex electricista naval y ahora programador de computadoras de 42 años, aparentemente indignado porque la oficina de recaudación de impuestos federales ordenó recortarle la paga para recobrar impuestos atrasados e intereses, irrumpió el martes en su lugar de trabajo portando un verdadero arsenal y mató a siete de sus compañeros, según las autoridades.
“Si pensé en alguien que pudiera hacer esto, era él’’, dijo Mike Stanley, un jefe de proyectos de la empresa Edgewater Technology, de Wakefield, donde se produjeron los asesinatos.
McDermott no tenía antecedentes criminales. Se desempeñó ocho años en el submarino nuclear Narwhal y estaba divorciado y sin hijos.
McDermott trabajaba en Edgewater desde marzo, dijeron funcionarios de la compañía. Habitualmente vestía camisa de franela, jeans y zapatillas.
Jonathan Oldham, de Weymouth, donde McDermott vivió en un condominio que alquilaba hasta fines de octubre, dijo que McDermott era retraído.
“Era muy tranquilo y no decía mucho’’, explicó Oldham. “Sólo lo saludaba al cruzarme con él en el pasillo’’.
El dueño del condominio, Saburo Imura, dijo según el Washington Post que McDermott alquiló allí su vivienda durante 10 años. Agregó que McDermott y su esposa, de la que luego se divorció, pagaban su renta atrasada a lo largo de los años. Quedaron debiendo septiembre y octubre, a razón de 840 dólares mensuales.