La recuperación política del Partido Conservador se ha venido realizando con buen suceso desde la campaña para la elección de alcaldes.
Una alianza con el liberalismo constitucionalista sería retroceder al zancudismo de los años 50 y 70, o a la componenda de los “Conservadores por la Democracia” de 1996.
Una maniobra de semejante naturaleza sólo sería viable si los liberales se acomodan a la circunstancia de votar en la casilla verde. Sería la manera de preservar, como ellos dicen, la unidad de las fuerzas democráticas a fin de impedir el triunfo de los sandinistas.
Un pacto ahora, como lo quieren los liberales, implicaría la pérdida de identidad de los conservadores, y el suicidio del partido.
Bayardo Tijerino Molina
Abogado
Ciudad Jardín L-42, Managua, Nic.
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