Toda mi documentación y tal como ha sido reportado a la Embajada de los Estados Unidos en Managua me fue robada de mi cartera en un área que las autoridades nicaragüenses controlan en el Aeropuerto Internacional de Managua, como es la aduana. Documentos tales como Green card, licencia de manejar de California, Seguro Social, dos tarjetas de crédito, 1,400 dólares en efectivo, etc. etc., me fueron robados el día 24 de diciembre alrededor de las 3:30 p.m. en el Aeropuerto Internacional de Managua, cuando esperaba por mi equipaje en la aduana.
Es prácticamente imposible de predecir cuáles serán las consecuencias de todo esto. He perdido la mitad de mi identidad. Para comenzar he perdido mi Green card. Es una manera muy ruda de decirle a alguien Bienvenido a Nicaragua, y que no ha visitado su país por más de doce años. Mi pobre madre hoy doce años más vieja, tuvo que soportar otra pena más al ver a su hija llorar por la pérdida de todos mis documentos.
La intención de esta carta es que la Embajada de los Estados Unidos en Managua aconseje a cualquiera que busque información cuando intente viajar a Nicaragua y le sea advertido de los posibles robos que puede enfrentar y dónde. No sólo en las calles, si no también en lugares controlados aún por las mismas autoridades nicaragüenses tal es el caso, y valga la redundancia: aduana en el Aeropuerto Internacional de Managua.
Cuando le pregunté a un jefe de seguridad en turno el día 24 de diciembre del 2000 que deseaba ver el video tape cuando crucé a la aduana, me respondió que esas cámaras de video sólo estaban allí de adorno, que no graban nada. Mi pregunta es: ¿cómo es posible que un aeropuerto que ha sido y está siendo remodelado instalen cámaras de video que no funcionan?
El reporte fue hecho a la Policía a través del teniente Ramiro Martínez Tercero, Tel.: No. (505) 233-1118, (505) 233-1621. Cel. (505) 779-3001, pero la Policía en Nicaragua se mueve a paso de tortuga. Solicité inmediatamente una copia del reporte, la respuesta fue que tenía que hacerlo por escrito a no sé quién, y que todo eso se tardaba más de un mes.
Marlene Irías.