En la edad límite, entre 7 y 9 años, se ha comprobado que en la mayoría de los casos el tratamiento no mejora la talla final. En estos casos, no merecería la pena someter a estas niñas a tratamiento desde un punto de vista orgánico, pero habrá que considerar su capacidad para afrontar los cambios que acontecen en la pubertad en una edad no apropiada y por tanto será necesario la colaboración de psicólogos y de los padres para conocer ante qué situación nos encontramos a la hora de decidir un tratamiento.
La pubertad precoz se puede presentar en niñas que tienen tumores cerebrales, o tumores ováricos, por lo que es necesario visitar un especialista para descartar que no haya algún tumor cerebral, que no exista un tumor de las glándulas suprarrenales que se encargan de producir hormonas o un tumor en los ovarios.
Los padres deben jugar un papel fundamental. La comprensión de la problemática y de los sentimientos que inducen estos cambios en las niñas y niños, debe ser absoluta.
Los sexólogos aseguran que el tratamiento perfecto es una combinación de estos tres factores: medicina tradicional, atención sicológica y amor paternal.