El béisbol está cediendo lugar entre los jóvenes nicaragüenses. La magia y el impacto del canal de cable ESPN, ha provocado que los chavalos y chavalas se volcaran a las canchas de fútbol, no sólo en Diriamba, bautizada “la cuna del fútbol nica” sino a nivel nacional.
Para una madre en estado de gestación -primeriza mayor aún- no hay nada más hermoso que sentir las pataditas del bebé a lo interno de su vientre. ¡Es señal de vida! En cambio para las mamás diriambinas esa emoción también tiene otro significado: un futbolista más. Por algo a esta ciudad se le conoce como la cuna del fútbol en Nicaragua.
Sin embargo, el fútbol trasciende hoy la ciudad de Diriamba y junto al baloncesto, parece haberse convertido en el “deporte rey” de los jóvenes nicaragüenses, incluyendo a las mujeres, gracias al impacto que tiene la televisión por cable y especialmente el canal deportivo ESPN.
“Todo eso que se ha vivido desde inicios de los noventa con la entrada de la televisión por cable en Nicaragua, quien más lo ha capitalizado es el fútbol porque cuenta con jugadores de todos los departamentos en la Selección Nacional Sub-20, que se supone que a la vuelta de dos años representará a la Selección Mayor del país”, opina Florencio Leiva, director técnico de la Selección Nacional Sub-20.
Precisamente este seleccionado nacional obtuvo recientemente una importantísima victoria de carácter histórico. Por primera vez un equipo nicaragüense logró conseguir un triunfo en unas eliminatorias mundialistas de diciembre pasado, al derrotar a Belice con marcador de 4-1. Pero también fue una hazaña deportiva esos primeros e intensos 30 minutos empatados contra el equipo Costa Rica.
Para el director técnico Leiva, la clave está en que el seleccionado no está representado solamente por jugadores provenientes de la cuna del fútbol en el país, sino por jóvenes futbolistas de casi todo el territorio nacional. Entre ellos dos jugadores de San Juan del Norte, la frontera entre Nicaragua y Costa Rica, dos también de Chinandega y Estelí, uno de Bluefields, otro de Ocotal e igual número de Somoto, cuatro de Managua y cinco de Diriamba.
“Es la primera vez en la historia que tantos departamentos están representados en la Selección Nacional. Revisando muchas selecciones tiempo atrás, observas claramente que de los 18 jugadores que conformaban al equipo nica, ocho eran de Carazo, igual número de Managua, uno de Estelí y otro de Chinandega. Ahora estamos hablando de que hay una gran cantidad de jóvenes y niños practicando en el país”, sostiene Leiva.
Sin embargo, para el técnico todo esto no hubiera sido posible si la televisión por cable no impactara tanto en la juventud de Nicaragua. Gran parte de los jóvenes nicaragüenses se ha volcado a las canchas de fútbol. Prueba de ello es que durante todo el año la Federación Nicaragüense de Fútbol (Fenifut), organiza torneos en las distintas categorías.
Se realizan torneos sub-15, 17 y 19. Siguiéndole: tercera división, segunda división y primera división a nivel nacional. De cada categoría resulta un campeón nacional. También existe el Campeonato Nacional de Fútbol Femenino, en el que participan tanto los departamentos como las universidades y colegios privados. La organización de la Copa Centroamericana del 2001 femenina se le adjudicó a Nicaragua.
LOS MEJORES A LA VUELTA…
Para Leiva el futuro del fútbol en Nicaragua, se encuentra en los botines de estos jóvenes valores. El técnico considera que la gente mayor se ha estancado y que son estos muchachos los que a la vuelta de la esquina estarán representando a la Selección Mayor del país. Es más asegura que ya algunos de ellos están entre los mejores jugadores, pese a su corta edad.
“Para mí Emilio Palacios, Franklin López, Rudel Calero (Bluefields), Mario Morales (Somoto), todos miembros de la Selección Sub-20, ya deben competir como los mejores jugadores de Nicaragua, en cualquier nivel. Estos jóvenes en este momento son jugadores de gran trascendencia y deben figurar como titulares de la Selección Mayor. El tiempo me tiene que dar la razón. Lenín Blandón no es un arquero espectacular, pero es un hombre de arrojo y valentía. Maneja muy bien a la defensa y al conjunto. Posee un cierto magnetismo sobre todo el conjunto y lo hace crecer un poco más”, refiere Leiva.
Aquí Entre Nos conversó con algunos de esos jóvenes valores, quienes compartieron los inicios y emociones que les ha permitido vivir este emocionante deporte. También dialogamos con uno de los más caracterizados futbolistas como es Harry Cruz, quien también nos habló de su basta experiencia en el engramado.
LENIN AUGUSTO BLANDON
Practica este deporte desde sus 15 años de edad, cuando el equipo de su ciudad natal (Jalapa), de primera división le permitió practicar con ellos. Aunque este joven desde los once años hasta los quince practicó el béisbol. Pero en 1994 fue contagiado por la fiebre del Mundial en Estados Unidos y desde entonces hizo a un lado su guante de filder y se coló a la fiesta del fútbol, donde hasta hoy ha sentido las emociones más importantes.
“Este deporte me gusta por su pasión, las emociones que te puede brindar, las alegrías, tristezas y las ‘arrechuras’ también. Para mí es el deporte más hermoso de todo el planeta”. El fútbol es más activo, se ve y siente más la acción. El béisbol es como muy lento, más apagado. Es como el ajedrez, explica Blandón, quien asegura ser un fan del jugador paraguayo José Luis Chilavert.
Lenín a quien sus compañeros de la Selección Nacional Sub-20 lo llaman El señor frío o nervios de acero, porque su frialdad debajo de los tres postes (portería), fue uno de los más destacados del seleccionado nacional en la eliminatoria mundialista, logrando atajar un penal en el encuentro contra Panamá.
“Todavía tengo viva la actuación contra Costa Rica -aunque me anotaron seis goles- salvé muchas anotaciones en contra de nuestro país. Pero la que más tengo grabada en mi mente es el penal que le saqué al panameño cuando perdíamos (1-0) ya para terminar el primer tiempo. Creo que ese gol nos hubiera enterrado más en el juego y nos hubiéramos mal visto en el torneo. Esa atajada le dio más valor a mis compañeros, por algo comenzamos a hostigar más en el juego y no empatamos porque el lineman no quiso cantar ese gol”, recuerda Blandón.
DAVID SEBASTIAN SOLORZANO
David Sebastián Solórzano, tiene veinte años, de los cuales los últimos quince se ha dedicado al fútbol. Juega defensa lateral y es miembro de la Selección Nacional. En sus primeros años formó parte de la Selección Juvenil y hasta la fecha ha logrado dos campeonatos nacionales.
Según Solórzano, el fútbol es “un juego único”, donde el jugador se desarrolla plenamente. “Es algo contagioso, y no puedes dejarlo”. Al igual que Harry Cruz, este muchacho también proviene de una familia con tradición futbolera. “Un tío mío, Eduardo Gómez “Perica”, jugó fútbol por muchos años”.
“El sueño de cada chavalo es imaginarse cómo será su primer juego en Primera División, estar en el equipo de tu pueblo”, asegura con alegría. Representar a su país en el plano internacional lo llena de mucha satisfacción. Uno de los momentos más emotivos que recuerda es cuando jugaba con la Selección Juvenil y en un torneo celebrado en Venezuela lograron pasar a la segunda ronda. “Sentimos la euforia del triunfo”.
Solórzano, quien estudia Ingeniería en Sistemas, hace hincapié en que para practicar este deporte se necesita de mucha disciplina y sacrificio. “Si de verdad te gusta el fútbol y quieres llegar a sobresalir debes tener mucha disciplina, hay que practicar constantemente y nada de licor, ni cigarros”.
EMILIO PALACIOS
Al igual que Lenín, Emilio Palacios cambió el béisbol por el fútbol. A partir de los doce años se dedica al balompié, jugando la posición de delantero izquierdo. La experiencia de anotar un gol, según él es algo maravilloso e inexplicable. “Es difícil explicar la alegría que sientes, es algo que te sale de adentro”.
Estudiante del quinto año del bachillerato, Palacios pretende estudiar contabilidad y es muy probable que sea llamado a integrar la Preselección Nacional. En su primer año en Primera División saboreó el triunfo al derrotar su equipo, el Diriangén, 1-0 al equipo Walter Ferreti, en la final pasada disputada en la ciudad de Diriamba.
HARRY CRUZ JIRON
Al capitán del equipo Diriangén, Harry Cruz Jirón, el fútbol le corre por sus venas, los genes tienen mucha culpa de ello. Su padre, Manuel Antonio Cruz Alemán, también militó en el mismo equipo hace más de cuatro décadas, y su tío, Pedro José Jirón, el famoso “Peché Jirón”, son las personas, al igual que sus cinco hermanos, que han influido para que se dedicara a practicar este deporte.
“Como todo niño de este pueblo (Diriamba), mi sueño era vestir la camiseta del Diriangén”, asegura Cruz, capitán del equipo Campeón Nacional. Su incursión en el balompié fue hace unos quince años en un torneo juvenil, pasando rápidamente a jugar en la Primera División. “Sentía mucha presión al comienzo”, recuerda.
En el juego se desempeña en la posición de volante, en la media cancha. Debido a sus responsabilidades con su trabajo no entrena con el resto del equipo, sino que lo hace solo, a conciencia. En sus quince años con el Diriangén ha conquistado siete campeonatos nacionales y otros seis de Copa. Por medio de este deporte ha conocido todos los países del istmo centroamericano, Cuba, Trinidad y Tobago.
Si las lesiones no se lo impiden -hace un par de semanas resultó con un golpe muy serio en una de sus rodillas-, su meta es retirarse a los 33 ó 34 años. Aún recuerda con mucha emoción los juegos que tuvieron contra la escuadra guatemalteca en la etapa para clasificar al Mundial de Fútbol. Harry Cruz describe este deporte como “una pasión llena de emoción, es un deporte en el que participan activamente los once jugadores en la cancha, considero que para jugarlo tiene que haber un verdadero equipo de trabajo”.