Maritza Vargas [email protected]
Me entristece mucho que alguien de mi país de origen haya cometido tan graves crímenes tanto aquí en los EE.UU. como en Nicaragua y pensar que la sociedad se iba a olvidar del dolor que él ha causado.
No por esto quiero decir que yo esté de acuerdo con la pena de muerte. Todo lo contrario, no importa que tan grande es el delito, nosotros no tenemos el derecho como juez de quitarle la vida a otro ser humano.
El castigo debería de ser cadena perpetua o algo similar, pero nunca la pena de muerte. En el reportaje de LA PRENSA parece que justificaran las acciones de este individuo porque era pobre, lo cual es una falacia.
Gracias a Dios, muchos pobres nicaragüenses, aquí en los EE.UU. representan al país de una manera honorable y muy patriótica, cumpliendo con las leyes y ayudando al progreso de los EE.UU. y de Nicaragua.