La ciudad de León posee templos de inigualable belleza arquitectónica, unos de indiscutible estilo colonial y otros con su imponente estilo barroco, pero todos ellos de gran valor nacional y potencial turístico.
Recientemente el atrio de la Iglesia El Calvario de esta ciudad fue exitosamente cercado por las autoridades eclesiásticas locales con una verja, luego de algunas discrepancias entre autoridades municipales y el cura párroco, en vista de que a este templo se le invirtió una suma considerable de dinero para su restauración y su atrio era escenario cotidiano de diversos actos inmorales.
Por las noches, parejas, borrachos y pandillas a menudo frecuentaban esta iglesia por su ubicación y poca iluminación para satisfacer sus más íntimas necesidades fisiológicas, hechos repudiados por los vecinos, ya que al día siguiente los que visitaban la iglesia, al igual que lo hacían turistas, lo primero que percibían era el tremendo mal olor producto del bajo nivel cultural y descaro de algunos de nuestros ciudadanos.
Si León es Cuna de la Cultura, si nuestros templos son parte del patrimonio nacional ¿por qué habemos algunos ciudadanos que nos oponemos a que se protejan?
Hago un llamado a aquellos que frecuentan bares, discotecas o fiestas populares nocturnas, a que respeten los templos, ya que no sólo son estructuras de gran valor arquitectónico sino que representan para la mayoría de los nicaragüenses la Casa del Señor.
A las autoridades policiales a que reprendan con una multa a aquellos que realicen este tipo de actos inmorales en la vía pública; actos reprochables en cualquier lugar del mundo ¿por qué aquí no lo son?
A los padres de familia y profesores de primaria a preocuparnos por la educación de nuestros hijos, enseñándoles reglas básicas de moral y cívica para que los turistas recuerden a Nicaragua por su belleza y su linda gente y no por su mal olor.
Protejamos nuestros templos… conservemos nuestra historia.
Carlos A. Herdocia Duarte
Pres. de CANATUR-León.