Cuando Román Orozco le preguntó a Sandino qué título llevaría el pequeño libro escrito por él sobre su gesta, le señaló “Maldito país”, e interpretó muy bien la idiosincrasia del político nicaragüense de aquel entonces y que no ha variado en absoluto al de los tiempos actuales.
Hemos visto cómo se ha ido acrecentando la maledicencia del político de dos décadas atrás, implantando novedosas figuras delictivas como “la cultura del no pago”, el robo de propiedades, usurpamiento de recursos externos; el gran robo del Banco Nacional, la desaparición del ferrocarril, los cañoneos inmorales, el “Tonygate”, y los modernos sistemas de indemnizaciones, coimas, desvíos monetarios para palacetes playeros.
En fin aparentemente el político se introduce en dicho mundo para consolidar su sueño, no tanto de poder, sino de poder hacerse rico y tener las prebendas, inmunidades etc.
Está comprobado que no piensa en el desarrollo de la Patria, ni le importa la suerte de la mayoría de los compatriotas que viven en la pobreza y miseria. Por supuesto que hay excepciones y tenemos el más descollante ejemplo en la personalidad de Enrique Bolaños Geyer, quien nunca ha robado, ni se ha lucrado de sus posiciones, sino más bien, ha sido el abanderado de la Integridad.
Su escogencia como candidato de nuestro Partido Liberal con José Rizo, es la mejor dupleta para ganar en noviembre de este año.
Es muy probable que los moscardones de la voracidad e inmoralidad, deben estarse alistando para medrar alrededor de ellos, pero de sobra conocidos no los dejarán penetrar, y es mejor que se retiren voluntariamente, pues los “Hombres del Presidente” serán los honestos, los que aman a Nicaragua auténticamente, los que quieren erradicar la pobreza de las mayorías, los que teniendo sensibilidad social como Enrique Bolaños cuando repartía utilidades entre todos sus trabajadores de la SAIMSA, enarbolen permanentemente la bandera de la Anticorrupción y Honradez.
Carlos René Ramírez.