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Hay semilla de turismo

Porfirio J. Gó[email protected] Fui a León con tres de mis nietos, motivado por el auge del turismo nacional y para mostrar a los niños la ciudad tan querida de su abuelo. Los inconvenientes el día anterior cuando fue imposible conocer el número telefónico del Hotel El Convento. Llegados a las 10 a.m. al hotel, que […]

Porfirio J. Gó[email protected]

Fui a León con tres de mis nietos, motivado por el auge del turismo nacional y para mostrar a los niños la ciudad tan querida de su abuelo. Los inconvenientes el día anterior cuando fue imposible conocer el número telefónico del Hotel El Convento.

Llegados a las 10 a.m. al hotel, que ciertamente es una joya colonial y moderna; me dicen que no aceptan la tarjeta Mastercard, sólo Visa. Para un turista es inconcebible que esto ocurra en un hotel que cobra US$82 por día.

Sin embargo, un botones nos mostró con interés todos los hermosos rincones de este hospedaje. Luego me dirigí al Hotel Austria que sí recibe Mastercard y Visa, pero fue necesario más de media hora para que el encargado de admisiones, que seguramente nunca ha vendido ni cordones de zapatos, me dijera que todas las habitaciones estaban reservadas aunque no ocupadas, por más que una afanadora muy cortés trataba de encontrar una solución.

Un dato curioso es que en ese hotel nadie conoce la distancia a Poneloya, pues me aseguraron que eran 12 km. y resultaron 20 km. cuando llegué por la tarde al viejo Hotel Lacayo.

Al fin pude iniciar un recorrido por las iglesias. Ya eran las 11:30 a.m. cuando entramos a la estupenda Catedral. Media hora después, una estridente sirena, anunciando las 12 del día, nos hizo salir cuando vimos que las puertas del templo se cerraban. Lo mismo ocurrió con La Recolección y El Calvario.

Llevé a almorzar a los niños a El Sesteo donde ni siquiera había agua en los lavabos, y quiero advertir a los que controlan la sanidad de los alimentos que uno de mis nietos encontró materias indeseables en su plato de comida. Inmediatamente llamé a la mesera, quien en forma reiterada me pidió disculpas, pero ninguna otra persona en el restaurante se atrevió a más.

Nuevo para mí fue ver en León dos grupos de turistas con su respectivo guía y El Sesteo con cierto número de “cheles” y “orientales”. Me alegra que León sea hoy un destino turístico, pero me apena la poca concienciación en dicha actividad, no sólo de restaurantes y hoteles, sino de bancos y comercios y, desde luego, de la ciudadanía en general. León tiene mucho que mostrar al turista.

La Alcaldía debe tomar conciencia de esta responsabilidad, empezando por eliminar ese mercado que ha invadido las aceras vecinas y limpiar los escombros que dejó la guerra con jardines y estatuas que por sencillas no deben ser como muchos adefesios actuales en una ciudad de artistas.

Las personas más obsecuentes con nosotros fueron las que están desempeñando un cargo u oficio inferior. No puedo dejar de mencionar la actitud de un taxista que al preguntarle desde mi vehículo por la dirección del Hostal Austria sólo me dijo “sígame”.

Hay semilla, sólo hay que hacerla germinar en todos para que seamos grandes en turismo. “Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña”.  

Cartas al Director

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