- André Agassi se unió a Jennifer
Capriatti como los vencedores del Abierto de Australia
Edgard Tijerino M. [email protected]
En el tenis mundial, el pistolero de las 8 columnas es en estos momentos, André Aggasi… El norteamericano, en ruta hacia la conquista de su séptimo Torneo de Grand Slam, realizó magistralmente una masticación pausada e implacable del retador francés, justamente 24 horas después que Jennifer Capriatti, saliendo de las sombras de un oscuro pasado, escaló la cima de la montaña con una deslumbrante victoria en dos sets sobre la número uno del mundo, Martina Hingins.
Decapitados Sampras, Safin, Kuerten y Kefelnikov, la terrible amenaza para Agassi, defendiendo la corona australiana, era el ídolo local Patrick Rafter, dueño de un servicio fulminante, una volea destructiva, y capaz de ejercer una presión agobiante llegando a la red para definir, aprovechando ese par de piernas veloces que lo pueden llevar con prontitud de Sydney a Melbourne, y regresar a tiempo para contestar una pelota cruzada, asombrando al mundo.
Un calambre afectó severamente a Rafter cuando estaba en ventaja dos sets a uno sobre Agassi en semifinales, y toda Australia se estremeció mientras los corazones se arrugaban atrapados por la frustración.
Agassi fue encima de Rafter con la voracidad que lo caracteriza, cumpliendo el mandamiento: “cuando tienes a un rival en el piso, destrózalo, no le des la mínima oportunidad de reaccionar”, como efectivamente ocurrió.
Liquidado Rafter, el francés Clement fue devorado en tres sets en una final que careció de misterio, porque la maestría de Agassi, su solidez para devolver con suficiente incomodidad los servicios, el manejo de los dos rincones con cruces violentos desde ángulos extremadamente difíciles, la seguridad en su boleo cortado, ese ímpetu para arremeter con poderosos contragolpes, le permitieron mantener a Clement contra la pared.
Los marcadores de 6-4, 6-2 y 6-2 en sólo una hora y 45 minutos no dan margen para discutir o considerar esforzado el triunfo de Agassi.
Lo de Capriatti fue diferente. Para llegar a la final contra Hingis, debió vencer a la zurdita Mónica Seles y derrotar sin objeción a la campeona defensora Linsday Davenport… A los casi 25 años, la ganadora del oro olímpico en Barcelona 92, que había debutado en grandes torneos en 1990, siendo apenas una niña, logra su primera victoria en eventos de Grand Slam.
Involucrada inexplicablemente en problemas de robo y drogas, salió del escenario por un par de años, para retornar después de haber atravesado por medidas correctivas… Sólo había podido ganarle un set a Hingis en 1997 a lo largo de cinco duelos, y no se concedía posibilidades frente a la vencedora de las hermanas Serena y Venus Williams… Pero le ganó en dos sets dejando a la clientela y también a Martina con la boca abierta.
“No pude hacer nada. Mejor dicho, no me dio oportunidad. Dominó todos los aspectos del juego”, admitió Hingis, advirtiendo que en los próximos torneos de Grand Slam, no volverá a competir en dobles… “Ese esfuerzo extra, desgasta. Necesito llegar en plenitud de forma a las próximas finales. No tuve fuerza suficiente para responder al juego violento y muy profundo que propuso Jennifer”.