- Esa es la gran pregunta a la crisis que
enfrentan el CON y las federaciones deportivas nacionales
Edgard Tijerino M. [email protected]
La pelea por la Presidencia del CON y pertenecer a su Ejecutivo, se parece en buena medida, a la que veremos dentro de unos meses por la Presidencia de la República y formar parte de la Asamblea y del Gabinete: otros nombres en la cartelera cinematográfica, pero el desastre continúa.
La pregunta clave, ¿Cómo salir del caos? para tratar de ponerle fin a la catástrofe en la que nuestro deporte se encuentra sumergido, no parece tener la importancia requerida… Quizás por eso, el público no se ha mostrado lo mínimamente interesado, como podrían también no estarlo los votantes en las próximas elecciones, de no surgir una alternativa alentadora, algo por lo cual se está batallando contra reloj.
Es triste, pero lo mal que anda el deporte en Nicaragua, es simplemente, un reflejo de lo que ocurre en las diferentes estructuras, y de lo débiles que son las esperanzas de poder reconstruirnos.
Que el Instituto de Deportes es un fantasma gimiente abandonado completamente por el Gobierno es algo obvio, un axioma, no necesita demostración porque salta fácilmente a la vista hasta de los más profanos.
Que el CON no consigue ser lo mínimamente incidente para contribuir con la reestructuración del movimiento federativo, refugiándose cómodamente en las pocas responsabilidades que le establece la Carta Olímpica, lo sabemos todos, y eso es más viejo que el intento de poner a funcionar una reencauchadora en Macondo.
Que las federaciones, en la mayoría de los casos, invernan en una inutilidad escalofriante, sin ideas, sin capacidad de gestión, sólo quejándose de no recibir apoyo gubernamental como si lo merecieran, como si hubieran logrado dar algunas señales de vida que les permitiera reclamar con autoridad, es una herida tan abierta y expuesta a la infección, que nunca llegará a cicatrizar.
Que no existe ningún proyecto consistente en lo referente a instalaciones deportivas y organización de eventos internacionales, de esos que abundaron en un tiempo, hasta llegar a sumar 16 en 12 meses, no es algo nuevo ni con posibilidades de ser transformado en algo positivo.
Frente al pugilato imperante, yo me pregunto desde las graderías, guardando la distancia: ¿Cómo es posible que los mismos que en la mayoría de los casos, con muy pocas excepciones, han sido culpables con su inoperancia, su empeño en perennizarse en las posiciones contra viento y marea sin importarles el futuro de sus deportes, su complicidad para disfrutar de un turismo amargo, pretendan ser los gestores de un cambio?
Uno piensa que vale la pena aprovechar la efervescencia del momento para aplicar variantes, para buscar cómo mejorar, para compactar esfuerzos, pero antes, como primer paso natural, se necesita revisar a las federaciones… No podemos pensar en un cambio con la misma gente en las federaciones, porque sencillamente, no es el CON —por muchos defectos que se le señalen, y por muy necesario que sea su reestructuración—, el culpable de que muchos deportes permanezcan inutilizados. Esa es responsabilidad de cada federación.
¿Cómo se va a permitir que sin transformar las Federaciones, se transforme el Ejecutivo del CON?… ¿En manos de quienes estará esa responsabilidad?
ALGUNOS ANTECEDENTES,
Antes que se inventara el primer CON en Nicaragua en 1958, existía movimiento deportivo por medio de comisiones, y durante las décadas de los años 60 y los 70, lo que se pudo hacer en fútbol, en baloncesto, en béisbol, en natación, en ajedrez, atletismo, en ping pong, en ciclismo, en judo, fue por gestiones de las federaciones… Nunca se dijo que Adonis Porras era el culpable, como tampoco que era el fabricante de magia. Las federaciones utilizaban su autonomía para funcionar.
No fue por el CON que se vinieron al país fondistas olímpicos y un ganador de medalla como José Pedraza; que pudimos ver en acción a un súper jugador de ping pong como el brasileño Uribacy Rodríguez Da Costa “Biriba” y un ex Campeón Mundial como Bergman, más torneos centroamericanos y permanente presencia de Nicaragua… Tampoco tuvo que ver el Comité Olímpico con la presentación de Estudiantes de la Plata o el duelo Corintians-Flamengo en el Estadio, ni batallas con los mejores equipos de cada país del istmo… Fue el Gobierno sin CON el que construyó un Estadio en 1948, y fue la Federación de Béisbol sin recurrir al CON la que montó tres Series Mundiales en los años 72, 73 y 94, más una Copa en el 77.
El Boxeo Profesional alcanzó auge por una Comisión, y disfrutamos de los Trotamundos de Harlem y de un Campeonato Centroamericano de Campeones con Caminos representando a Nicaragua, por trabajo federativo… No fuimos Campeones de C.A. en Baloncesto Femenino porque el CON intervino, y si vimos pasar por aquí a Grandes Maestros de Ajedrez como Pilnik, Torre y otros, fue porque existía una Federación preocupada.
Podemos traer a Peter Uberroth, o Samaranch, para la Presidencia del CON, y serán las federaciones las responsables de su propio desarrollo, o piensan que el Atletismo Mundial, o la Natación, o el Voleibol se mueven por el COI… Es más, el COI tiene estatura y consigue grandes ingresos, por el movimiento de la federaciones y de los comités organizadores, motivo por el cual se consideró en determinado momento que la Asociación de Federaciones Mundiales podría independizarse, algo que finalmente fue imposible.
De manera que no se maten inútilmente, si no se logra como primer paso para intentar salir del desastre, obligar a las federaciones a una necesaria reestructuración que las convierta en funcionales.
Después, sólo después, preocupémonos como construir el Ejecutivo del CON.