Tito Rondón [email protected]
El colega Iván Centeno adelantó la información, “todavía sin confirmar”, que el relevista estrella del San Fernando, Enrique Salgado, estaba por firmar con los Padres de San Diego.
La noticia es un poco insólita por cuanto Salgado, nacido en Masaya el 7 de febrero de 1972, está por cumplir 29 años.
Salgado tuvo cifras interesantes en esta campaña, al finalizar 18 juegos en 23 relevos, no abrió ningún partido. En 35 entradas y un tercio permitió 33 imparables, casi uno por inning, cediendo 17 bases por bolas (dos intencionales) mientras ponchaba casi al doble, 28. No permitió ni triples ni jonrones, apenas cuatro dobles.
Salgado ganó siete juegos, salvó cuatro y perdió solamente dos, con efectividad de 2.80.
En cuanto a la edad hay que tener en cuenta dos cosas; uno, que se la quitaría si firma, y dos, que la contextura le ayuda, pues mide casi 5-11 y pesa 175 libras.
En cuanto a las estadísticas, también hay que tener en cuenta dos cosas. El estadio “Roberto Clemente”, de la ciudad de Masaya, es el que más favorece a los bateadores (aunque ni cerca de lo que lo hacía el “Chale Solís” de Matagalpa), y los tres lanzadores más ponchadores en cinco o más juegos en la liga fueron Gonzalo López, 8.05 cada nueve innigs, Julio Rivas, 7.16, y Enrique Salgado, 7.13.
Pero supongamos que no se dé la firma de Salgado.
¿Es algo ilógico? ¿Es absurdo imaginarlo?
En años anteriores los scouts de Grandes Ligas no firmaban a nadie de más de 17 años. Ahora es diferente.
El béisbol universitario en Estados Unidos arrastró a la pelota mundial a nuevas alturas, ya que su selección amateur era toda de estudiantes.
Eso incluye a Nicaragua, víctima eterna de Estados Unidos amateur, hasta ahora que ya los superamos, ganando la mayoría de los partidos en vez de ser apaleados.
La instrucción en las universidades de Estados Unidos ha mejorado a tal punto que los estudiantes escogidos en el “draft” se supone que deben llegar a las Mayores en dos o a lo más tres años, comparado con los cinco o seis que le toma a un chavalo recién bachillerado llegar.
Dada la calidad del beis nica, se espera que alguien firmado de nuestra liga le tome menos en llegar, por lo que se les puede contratar mayores. Por ejemplo, Julio César Ráudez y Edgard López.
Veamos los dos ejemplos a mano. La primera temporada de Oswaldo Mairena fue la de 1997. Empezó a clase A normal, y perdió año y medio porque no se cuidó y se lastimó el brazo. Llegó en, digamos, tres años.
Vicente Padilla llegó en cuatro meses. Así que los nicas que han llegado después de jugar en Primera División tardan un par de años en llegar. O sea, lo mismo que los universitarios de Estados Unidos.