El triste viento ha amainado como se apaga,
en el occidente de la estrella fugaz el furor,
de la guerra se ha calmado colma el,
ámbito de la paz.
Algunas veces asoló la tierra por los duros,
corazones y el pensar que sólo encierra a,
las espinas ambiciones.
Madres lloran a sus hijos que son recibidos por,
la tierra brinda la culpa a los cobijos
negros, escombros de la guerra.
Como un pájaro que remonta al vuelo o como,
el sonar de las piedras en el río se saciara,
nuestro blanco anhelo que la paz caiga del,
cielo como en la tarde cae el rocío.
Rogad a Dios, a su nombre que vista de,
blanco celestial y de la rosa se viste en,
primaveral.
Ludwing Taisigue Sánchez
Isla de Ometepe, Nicaragua