Estimada psicóloga: Quiero agradecer de antemano todo lo que usted hace por nosotros los jóvenes. Mi problema es el siguiente: el 2 de julio conocí a un muchacho en un bautizo, él era el padrino y yo la madrina, nos hicimos novios, ambos somos de la misma edad (24 años). El trabaja como laboratorista.
El problema es que mi familia piensa que debo buscar un muchacho preparado, con una carrera por delante, ella no acepta mi relación con él porque no me conviene, no es un profesional, ¿cómo podrá mantenerme?
En varias ocasiones he discutido con ella por él, he tratado de ser fuerte, de explicarle que lo quiero.
Al comienzo de nuestra relación él venía dos veces a la semana a mi casa para ese tiempo ya éramos novios y mi mamá no lo sabía, ella le hacía mala cara, le retorcía los ojos, la cosa es que él ha soportado toda clase de humillaciones.
Ahora nos vemos dos veces a la semana en su casa, la familia de él me trata bien, y él es atento, se preocupa por mí . Sin embargo, tengo mucho miedo de perderlo o que mi mamá se moleste conmigo.
La verdad no comprendo a mi mamá, siempre se preocupa por el que dirán, por el interés económico, a veces me dan ganas de irme de la casa porque es bien posesiva, no acepta a mis amistades, no me deja salir a fiestas, etc. La quiero muchísimo, pero a veces pierdo la paciencia y discutimos, trato de comprenderla y no puedo. Aconséjeme.
Respuesta:
Muchos padres y madres le dan sentido a su vida teniendo hijos (as) que insisten y se esfuerzan en proteger aún cuanto éstos (as) son adultos (as) y ya pueden valerse por si mismos (as). Es así como conciente o no entran en control de sus vidas, decisiones y hasta de sus sentimientos, pretendiendo con esto evitarle a sus hijos (as) que sufran o vivan situaciones a veces vividas por ellos mismos.
Se convierten entonces esos sentimientos en manipulación donde los hijos (as) atrapados (as) con una deuda impagable, cumpliendo lealtades que no se atreven ni son capaces de romper, desesperados (as), infelices y sometidos (as), incapaces de pensar y de actuar por ellos (as) mismos (as). Desconociendo que esto les hace mucho más daño que dejarlos (as) vivir y enfrentar la vida, crecen sintiéndose inseguros (as), temerosos (as) y con miedo.
A vos te digo que querer a alguien nunca significó estar de acuerdo en todo, de callar, de ser sumisa, al contrario, esto debe de permitirte expresar lo que pensás, sentís y deseas. Decís querer mucho a tu madre, pero también debés ser valiente y clara con ella, exponerle tus sentimientos, darle argumentos, defender tu posición, hacer esto no te hace menos hija ni significa que no la querés. Hazle ver que ya creciste, que podés emprender tu vida sola, pero que te sería mucho más fácil con el apoyo y la comprensión de ella.
Enséñale a ser tu amiga, a creer en vos, a darle crédito a sus enseñanzas, pero si ella no está preparada para esto, debés aprender a saber elegir y decidir por vos misma, vas a necesitarlo siempre en muchas circunstancias que se te presenten.
Lo más importante es que te des cuenta que la gente no vale por lo que guarda en sus carteras o tiene en los bancos, la persona vale por lo que es, por sus valores, la honestidad y transparencia de sus sentimientos, lo que es capaz de dar y de hacer por sí misma.
No podés pasar el resto de tus días aceptando y esperando que otros (as) tomen tus decisiones. Cualquiera que sean los riesgos que se den, SOS la única responsable de elegir el destino o el rumbo que tu vida va a tomar, y donde también estén incluidas las limitaciones y las equivocaciones.
Vos sabés lo que querés, si crees que vale la pena, sólo me queda decirte que sigás siendo valiente para luchar y defender lo que sentís y pensás. Vos sos capaz de hacerlo.
Lic. Karla Olivares Pérez
Psicóloga Integral