- “Saddam ha ganado apoyo entre árabes por su oposición a Israel”, dijo ex Srio. de Estado Kissinger
(EFE)
WASHINGTON.- La primera acción militar del Presidente George W. Bush reafirmó la política que Washington mantiene desde hace más de diez años hacia Irak y que insiste en el desarme de ese país, indicaron el sábado algunos comentaristas.
Bush, quien hizo el viernes su primer viaje presidencial al extranjero para una reunión con su colega mexicano, Vicente Fox, aprobó los ataques contra cinco instalaciones de comando y comunicación iraquíes fuera de las zonas de exclusión aérea impuestas por Estados Unidos y el Reino Unido en Irak.
El ex secretario de Estado, Henry Kissinger, dijo en un programa de televisión que el presidente iraquí, Saddam Hussein, “ha logrado algunos avances y ha ganado apoyo entre el común de los árabes” con su hostilidad hacia Israel.
La política de Washington desde el final de la Guerra del Golfo comprende el mantenimiento de las sanciones económicas y presiones para que Hussein permita que los inspectores de las Naciones Unidas verifique la destrucción de los armamentos químicos, nucleares y biológicos en el arsenal iraquí.
Kissinger dijo que aún cuando hay violaciones de las sanciones económicas impuestas por la ONU, suprimirlas “alentaría a los regímenes más radicales en la región”.
Pero Michael O’Hanlon, del Instituto Brookings, opina que los bombardeos esporádicos que lanzan Estados Unidos y el Reino Unido en Irak tienen un efecto limitado y poco influyen en Oriente Medio.
“De hecho, nuestra posición ha ido de mal en peor en esa región”, indicó O’Hanlon.
EE.UU. mantiene su política de Oriente Medio
Según algunos comentaristas, el uso de la fuerza por parte de Bush, menos de un mes después de su llegada a la Casa Blanca, dejó claro a los principales aliados de Estados Unidos en la región -Egipto, Arabia Saudí, Jordania, Kuwait e Israel-, que Washington mantiene la política que lo ha enfrentado con Irak desde que este país invadió Kuwait en agosto de 1990.
La invasión iraquí a Kuwait en 1990 dio lugar a un régimen de sanciones de la ONU, aún vigente, y a la Guerra del Golfo (1991), en la que una coalición encabezada por EE.UU. liberó Kuwait e impuso a Bagdad un armisticio cuyas condiciones incluyen la eliminación de las armas iraquíes de destrucción masiva.
Patric Cronin, asesor del Pentágono durante la Guerra del Golfo, dijo que “la decisión de atacar, cuando el secretario de Estado, Colin Powell, prepara un viaje a Oriente Medio, muestra que Estados Unidos toma extremadamente en serio la defensa de sus aliados, incluido Israel”.
Según Cronin, el estancamiento del proceso de pacificación entre Israel y los palestinos “podría darle a Irak la oportunidad de aislar a Estados Unidos y a Israel de los regímenes árabes moderados y también de Europa”.
Uso de la fuerza
El diario The New York Times indicó en un editorial que el ataque del viernes “señala a Hussein que el gobierno de Bush no dudará en el uso de la fuerza para contener cualquier amenaza militar iraquí”. “Pero el problema más importante respecto a Irak, que tiene por delante el gobierno de Bush, es la reconstrucción de una coalición regional e internacional para la aplicación de un estricto embargo de armas contra Irak”, agregaba el artículo