¡Qué bellezas mi Señor ha creado!
Y a una linda muchacha con rostro de ángel
sus labios rosados
su piel delicada y suave: pétalo de rosa
la dueña de mis sueños,
con un corazón lleno de amor; es tan hermosa!
No olvido su dulce mirada
como un rico manjar,
su aliento sabroso como la miel de una rosa
sonríe al decir sus palabras
ella sí puede amar.
Necesita alguien que la ame, alguien muy fiel
mi alma se alegra cuando la vuelve a mirar.
Ella es mi estrella de la mañana
tan hermosa como la luna,
tan pura como el sol.
Que ni siquiera me atrevo a decirle que alguien la ama,
es un lirio, es un clavel, es una flor,
cuya fragancia llega a mi corazón.
Amada, ¡qué linda eres!
tú eres bella,
más hermosa que las otras mujeres,
más fina que el diamante y el oro,
más bonita que una princesa
más reluciente que las estrellas de una doncella,
de veras, por ti yo oro
eres tan tierna, eres una fresa.
¡Oh! Montaña con copo de nieve
el verdor de un bosque espeso,
una tarde que llueve
un manantial en la selva
el canto de las aves,
ruido de las olas del mar,
fuente de agua de Dios,
alguien como tú es difícil poder encontrar
¡eres un regalo de Nuestro Señor!
Dime: ¿A quién le darás tanta belleza
que mis ojos no cesan de ver?
¿A quién le harás tus caricias?
¿A quién le darás tanto amor?
Henry Hernández Saenz