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Aprende a crecer

Estimada Psicóloga: Mi caso es el siguiente, tengo 23 años, me casé a los 16, tuve mi primera niña a los 17. Al inicio mi esposo y yo nos llevábamos bien, pero con el tiempo la relación se deterioró. Era demasiado celosa y casi siempre llegábamos a discusiones bien fuertes. Entonces, cansada de la situación, […]

Estimada Psicóloga: Mi caso es el siguiente, tengo 23 años, me casé a los 16, tuve mi primera niña a los 17. Al inicio mi esposo y yo nos llevábamos bien, pero con el tiempo la relación se deterioró. Era demasiado celosa y casi siempre llegábamos a discusiones bien fuertes.

Entonces, cansada de la situación, empecé a salir con otras personas, casi siempre eran mayores y casados; hasta que me topé con un muchacho de 28 años, soltero sin ningún tipo de compromisos. Todavía no me había divorciado.

Él me decía que quería recomenzar su vida, que deseaba estabilizarse con alguien y que le parecía la indicada. Sin embargo no me importó mucho, lo tomé como un juego y regrese con mi esposo.

Al regresar con él me di cuenta que no lo queria y comencé a notar la falta del otro muchacho y es entonces que lo busqué, me fui de mi casa dejando a mi hija en la casa de mis padres y alquilé un apartamento.

Me di cuenta que estaba embarazada de mi nueva relación, él se entusiasmó mucho, pero en nuestra relación las cosas empezaron a fallar. En octubre de 1999, tomamos la decisión de terminar como pareja.

También deseo exponerle otro problema. Es la relación con mi hija. Ella tiene seis años, es una niña bastante hiperactiva, le gusta mucho andar copiando cosas de los diarios etc., pero a su tarea en casa no le pone atención, pierde sus útiles escolares es demasiado inquieta, cometo el error de tratarla mal y decirle que si no mejora se irá a vivir con su papá y muchas cosas locas.

Respuesta: La vida es un cúmulo de experiencias que inicia desde los primeros estudios de la infancia y que vistos a través de la conducta se conoce como personalidad. En la formación de la misma inciden múltiples y variados factores y un amplio número de personas, teniendo mayor importancia los padres.

Éstos, conscientes o no, con sus comportamientos mensajes, actitudes y respuestas nos inician en esa construcción tan importante de nuestra personalidad. Es por esto que muchas de las cosas que hoy pensamos y hacemos tienen mucho que ver con lo que vimos, oímos, tuvimos o no y sentimos en nuestra familia.

Ahora, por tu comportamiento me atrevo a preguntarte ¿Qué te hizo falta de niña, qué te dieron? ¿Aprendiste de la relación de pareja y de ser madre?.

Esa inestabilidad que muestras en tus relaciones de pareja podría ser un mensaje que aprendiste y que te dijo “no seas feliz”; que te hizo pensar y sentir incapaz de poder mantener una relación y poder concluir un proyecto.

Haz una revisión sobre tu infancia y adolescencia cómo fuiste tratada, si recibiste amor, respeto, compresión, porque sólo así se aprende a dar a otros(as). Si tuviste carencia de esas cosas básicas para nuestro desarrollo y principalmente para nuestra salud mental, será necesario que hagas un replanteamiento sobre tu vida.

Necesitas primero encontrar esas respuestas, revisar cuánto amor sentís por vos, cuánto respeto te inspiras, cuánto crees en vos, para que luego te expliques por qué muestras dificultades en otras relaciones.

En la relación que estás estableciendo con tu hija más pareciera que el modelo que vos viste y recibiste lo estás repitiendo con ella. Tu conducta y actitud la distancian de vos, sus conducta podrían ser un llamado para que la atiendas, para que la quieras, ella “no es necia, ni demasiado inquieta” para molestarte, es la manera que tienen los niños y niñas de pedir que los atiendan, que algo les está haciendo falta.

¿Tenés dificultad para mostrarle a tu hija afecto, darle una caricia o decirle algo bonito y positivo?

Con lo que le decís le estás enseñando a creer que es incapaz de hacer algo bien. Recuerda que ella está aprendiendo, no puede saberlo todo, se va a equivocar muchas veces. Pero también debes reconocer que en la medida en que vos estés bien, ella va a estar bien, pero si vos estás mal, ella va a actuar desorientada y confundida.

Para que vos estés bien, debes empezar por cuestionar y eliminar de tu vida todo aquello que te hizo daño y aprende a crecer, a integrar a tu vida mensajes nuevos y positivos de vos misma, vos te merecés una segunda oportunidad para creer en vos y darte cuenta de que sos capaz. Si después que hagas tu reflexión y cuestiones sentís que hay muchas cosas que no están claras, busca la guía y orientación de un(a) psicóloga(o) para que te ayude en tu cambio y crecimiento.

Vos lo vas a lograr, confío en vos, y tu hija te está esperando.

Lic. Karla Olivares Pérez

Psicóloga Integral.

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