Frances D’Emilio (AP)
CIUDAD DEL VATICANO.- Al aprovechar la esperanza resurgida con la Pascua, el Papa Juan Pablo II insistió ayer en que el mundo puede cambiar para mejorar, con una paz posible en Oriente Medio, los Balcanes, África y a otros lugares atormentados por los conflictos y la violencia.
Al afrontar temperaturas inusualmente frías para la primavera en Roma, el frágil pontífice, de casi 81 años de edad, encabezó a decenas de miles de fieles en la misa celebrada esta mañana en la Plaza de San Pedro.
Entre otras ceremonias estuvo la vigilia de la Pascua, celebrada la noche del sábado, que las autoridades del Vaticano decidieron en el último momento trasladarla al interior de la Basílica de San Pedro debido a la lluvia.
La edad y las enfermedades han cobrado tributo en la persona del Papa, y por primera vez en su pontificado, sólo pudo cargar la cruz en una de las estaciones del Vía Crucis celebrado el Viernes Santo en el Coliseo de Roma.
El tiempo entre audiencias públicas también fue extendido en algunos casos para darle al Papa, quien cumplirá 81 años el mes próximo, más tiempo para poder descansar.
A su llegada a la Plaza de San Pedro para la Misa de Pascua, Juan Pablo estuvo a punto de caer en uno de los escalones fuera de la basílica, pero dos de sus ayudantes lo detuvieron firmemente.
El optimismo expresado por Juan Pablo II durante su homilía en la misa del domingo parecía contrastar brutalmente con sus limitantes físicas. Su mano izquierda temblaba notablemente y sus palabras por momentos se perdían en un murmullo, síntomas del mal de Parkinson, además de que se le vio más encorvado. Sin embargo, su voz recuperó la potencia cuando instó a la humanidad a tener esperanza.
“Hombres y mujeres del tercer milenio, el regalo pascual de luz que disipa las sombras del miedo y la tristeza debe ser para todos”, dijo el Papa ante unos 100,000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro, que fue bellamente adornada con flores y jardineras.
Unas dos horas antes de la ceremonia, una muchedumbre de 100,000 romanos y turistas esperaba escuchar el mensaje de Pascua que el pontífice dio en 61 idiomas.
“Redescubran con alegría y con asombro que el mundo ya no es esclavo de lo inevitable. Este mundo nuestro puede cambiar: la paz es posible donde durante demasiado tiempo han habido lucha y muerte”, declaró el Papa, para después señalar “Tierra Santa y Jerusalén”, los Balcanes, África, Asia y América Latina.
El sumo pontífice también oró para que la humanidad se apoye “en nuestra dedicación a construir un mundo más humano” y agregó que se necesita fortaleza para “vencer los poderes del mal y la muerte y poner toda la investigación y todos los progresos técnicos y sociales al servicio de un mejor futuro para todos”.
DOS MIL MILLONES CELEBRAN
– El Papa Juan Pablo II y los fieles que asistían este domingo a la misa de Pascuas (primera del tercer milenio), fiesta religiosa celebrada por dos mil millones de cristianos en el mundo, oraron juntos para que las Iglesias de Oriente y Occidente continúen”con coraje renovad” su camino hacia la reunificación.
– El Papa celebró la misa de Pascuas en la plaza San Pedro. Esta festividad es celebrada excepcionalmente este año en la misma fecha por dos mil millones de cristianos en todo el mundo: católicos, protestantes y ortodoxos.
wEsta coincidencia fue saludada por el Vaticano “con especial alegría” según un comentario difundido por el Departamento de Prensa de la Santa-Sede.
– La Iglesia católica y los cristianos de Occidente fijan el día de Pascuas según el calendario reformado por Gregorio XIII en 1582, mientras que los ortodoxos continúan utilizando el calendario Juliano, que data de Julio César.
– Periódicamente esta fecha coincide, lo que sucederá siete veces en el primer cuarto de siglo del nuevo milenio: “como si se tratase de un deseo del tiempo cósmico para acelerar la unión definitiva del día de Pascua”, comentó el Vaticano.
– Durante un rencuentro ecuménico en 1997 en Alep, Siria, las delegaciones católica, protestante y ortodoxa prepararon un proyecto, aún en discusión, en el que reflejaban una serie de “hipótesis” posibles de celebración común de la Pascua de forma conjunta.
– La fecha de la fiesta de Pascuas fue fijada por el Concilio de Nicea (año 325) a celebrar el domingo siguiente a la luna llena del equinoccio de primavera. Las fechas móviles del calendario litúrgico, especialmente la cuaresma, dependen de ésta fiesta.
– La diferente forma de calcular el tiempo entraña a menudo diferencias de una o varias semanas entre la Pascua occidental y la oriental.
– Un acuerdo de todos los cristianos sobre la fiesta de Pascuas tendría consecuencias positivas para la organización de los calendarios laicos y sobre todo para la programación de las vacaciones, aseguran los expertos. (AFP)