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Recibimiento de Juan Pablo II en Kiev.

Papa pide perdón a ortodoxos

Santo Padre en gesto conciliador, pero también expresa disposición a dispensar “los daños recibidos” Michel Viatteau (AFP) KIEV, UCRANIA.- Juan Pablo II pidió perdón este sábado a los ortodoxos por “los errores cometidos contra ellos en el pasado remoto y reciente”, y afirmó que no venía con “intenciones de proselitismo” en la primera jornada, en […]

  • Santo Padre en gesto conciliador, pero también expresa disposición a dispensar “los daños recibidos”

Michel Viatteau (AFP)

KIEV, UCRANIA.- Juan Pablo II pidió perdón este sábado a los ortodoxos por “los errores cometidos contra ellos en el pasado remoto y reciente”, y afirmó que no venía con “intenciones de proselitismo” en la primera jornada, en Kiev, de su polémica visita a Ucrania, sin que se registrasen incidentes de importancia.

Juan Pablo II rechazó así formalmente la acusación lanzada contra la Iglesia Católica por el patriarca ortodoxo de Moscú, ferozmente opuesto a su visita y cuyos fieles son mayoritarios en Ucrania.

Este reproche de proselitismo fue acogido con asombro, y rechazado por la jerarquía católica local, que declara no hacer ninguna promoción del catolicismo en público.

PEREGRINO DE LA PAZ

“Mientras pedimos perdón por los errores cometidos en el pasado, lejano y reciente, ofrecemos a nuestra vez el perdón por los daños recibidos”, indicó Juan Pablo II sobre el pulso entre las iglesias de Oriente y Occidente desde el cisma que las separó en 1054, al llegar al aeropuerto de Borispil de Kiev.

Es la primera vez que el Pontífice pide la reciprocidad en la disposición al perdón.

Llegando a Kiev, el Papa se presentó como “peregrino de la paz y de la fraternidad”, y expresó su esperanza de ser “acogido con amistad también por aquellos que, sin pertenecer a la Iglesia Católica, tienen el corazón abierto al diálogo y a la cooperación”.

Sus palabras claves parecen hacer alusión a elementos históricos lejanos, tales como el saqueo de Constantinopla por los cruzados en 1204, o, a principios de los años 90, cuando los greco-católicos (uniatos) retomaron, en algunos casos con violencia, cerca de 2,500 parroquias que les habían sido confiscadas por Stalin en provecho de los ortodoxos en 1946.

La Iglesia Ortodoxa ucraniana, fiel al patriarcado de Moscú, denunció como “un engaño y una hipocresía” las declaraciones del Papa, que pidió perdón a los ortodoxos. “Es un engaño y una mentira de Roma”, declaró el obispo Pavel, dirigente de la Kiev-Pechersk Lavra, uno de los más importantes complejos religiosos ortodoxos de Ucrania, en una declaración a la AFP.

Los medios políticos se encontraban también divididos ante la visita del Sumo Pontífice, y mientras el jefe de los socialistas ucranianos, Alexander Moroz, saludó la llegada de Juan Pablo II, el jefe del Partido Comunista (PC) de Ucrania, Petro Simonenko, se pronunció contra su llegada, la cual, según él, no va a contribuir a la resolución de problemas interiores en Ucrania sino que los agravará, informó la agencia Interfax.

Saludando al Papa a su llegada, el presidente Leonid Kuchma declaró que “Ucrania acogía a un luchador indomable de los derechos y de la dignidad del hombre” y a un “líder que llama, no a arreglar las cuentas con el pasado, sino a girar hacia el futuro”.

Hoy, domingo, Juan Pablo II celebrará una misa que se espera multitudinaria en un viejo aeropuerto de Kiev, y por la tarde se encontrará con representantes de las confesiones presentes en Ucrania.

DURA POSTURA DE PATRIARCA MOSCOVITA

Juan Pablo II recibió ayer duros ataques de la Iglesia Rusa Ortodoxa por su visita a Ucrania, y un entrañable espaldarazo del ex presidente soviético Mijail Gorbachov, quien lo proclamó “el primero de los socialdemócratas del mundo”.

El patriarca ruso Alexis II, advirtió que la visita papal amenaza con “cerrar definitivamente el camino” a la reconciliación.

Coincidiendo con la llegada del Pontífice a Ucrania, cuna de la cristianización del mundo eslavo y estado independiente, considerado por el Patriarcado de Moscú como su “territorio canónico”, Alexis II viajó a Bielorrusia, otro país eslavo vecino y que depende de Rusia.

Desde la ciudad bielorrusa de Brest, fronteriza con la Polonia natal de Karol Wojtyla, Alejo criticó al Papa por haber “desoído” las peticiones de la “Iglesia Ortodoxa Ucraniana” que está subordinada al Patriarcado moscovita, la mayor iglesia ortodoxa del país, para que cancelara su viaje a Ucrania, que en opinión del clero ruso apunta a “comprar almas”.   

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