14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Una foto del “Comandante Bravo” publicada por los periódicos cuando los sandinistas lo mataron en Honduras. (Derecha) Enrique Gorriarán Merlo. LA PRENSA/ARCHIVO.

Jorge Massetti, ex agente cubano: Gorriarán disparó a “Bravo” en la cabeza

Lenín Cerna, desde el consulado de Nicaragua en Tegucigalpa, armó a los ejecutores de Pablo Salazar (“Comandante Bravo”) con una subametralladora, una pistola con silenciador y cuatro granadas. Luego, en una casa de la Carretera Sur, en Managua, planificaron la muerte de Anastasio Somoza Debayle. Massetti explica cómo la Seguridad Sandinista fue creada a copia […]

  • Lenín Cerna, desde el consulado de Nicaragua
    en Tegucigalpa, armó a los ejecutores de Pablo Salazar (“Comandante Bravo”) con una subametralladora, una pistola con silenciador y cuatro granadas. Luego, en una casa de la Carretera Sur, en Managua, planificaron la muerte de Anastasio Somoza Debayle. Massetti explica cómo la Seguridad Sandinista fue creada a copia y semejanza de la Seguridad del Estado cubana

Eduardo MarencoEnviado [email protected]

Primera entrega.- MIAMI. Jorge Massetti, ex agente de los servicios cubanos de inteligencia, conoce de primera mano muchos secretos de la conformación y funcionamiento de la Dirección Quinta (D-V) de la Seguridad del Estado Sandinista.

Massetti, de hecho, fue uno de los primeros integrantes del primer “semillero” de argentinos a cargo del coronel cubano Renán Montero, quien dirigió la Dirección Quinta hasta que los sandinistas perdieron el poder.

Casado con Ileana de la Guardia, Massetti rompió con los servicios cubanos en 1989, cuando su suegro Tony de la Guardia fue fusilado en La Habana tras ser condenado a pena de muerte por un Tribunal Militar Especial.

Desde su apartamento en Miami, Massetti conversó con LA PRENSA sobre sus experiencias en el servicio de inteligencia sandinista, y revela las interioridades de la operación para “ajusticiar” en Honduras al “Comandante Bravo” (Pablo Salazar), principal lugarteniente del dictador Anastasio Somoza Debayle.

Massetti cuenta cómo ésta fue la primera operación de inteligencia a cargo de Renán Montero, Lenín Cerna y el argentino Enrique Gorriarán Merlo.

— Jorge, usted formó parte del grupo de guerrilleros argentinos que integró el Frente Sur durante la insurrección para derrocar a Somoza. ¿Cómo se estructuró esta columna guerrillera y qué papel jugaron sus integrantes?

En ese momento éramos un grupo que estábamos en el exilio, en Europa. Ya nuestra organización, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), había sido derrotada en Argentina, atravesábamos un momento de división interna y decidimos irnos a combatir a Nicaragua.

Por otro lado, el Frente Sandinista nos hace saber que necesitaba a algunos que hubiéramos pasado cursos con cierta capacidad organizativa en lo militar, y así fuimos seis argentinos del ERP a Nicaragua: Enrique Gorriarán Merlo, Hugo Alfredo Irurzún, alias “Capitán Santiago”, “El Vasco Manuel”, cuyo verdadero nombre es Eduardo Berestein; “El Gato”, “El Gordo” Sánchez y yo. Había dos argentinos más que habían llegado por su lado, uno que no conozco su nombre y otro a quien le decíamos “Negro Hugo”, pero no eran del ERP.

Habíamos llegado a fines de mayo de 1979, poco antes del triunfo de la revolución. El “Capitán Santiago” y “El Gato” trabajaron en artillería; Gorriarán se quedó en la retaguardia con el Estado Mayor, y “El Vasco Manuel” trabajaba en armamento y almacenamiento. “El Gordo” Sánchez estaba en transporte y yo estaba en escuadras de asalto, bajo el mando de Javier Pichardo.

El 19 de julio abordamos camiones en Sapoá para llegar a Managua el 20 de julio. Nos habíamos enfrentado a las fuerzas del “Comandante Bravo” y nos habían bombardeado los push and pull, y desde helicópteros nos tiraban tanques de fósforo vivo. Para la experiencia que habíamos tenido anteriormente, fue para nosotros bastante duro el bombardeo, y nos hacía mucho daño la artillería también.

— ¿Qué ocurre con este grupo de argentinos cuando triunfa la revolución sandinista? ¿Qué funciones les asignan?

Cuando triunfa la revolución nos acuartelan en lo que llamaban El Búnker, en la Loma de Tiscapa, y estábamos muy bien, aunque sin saber qué hacer. Entonces nos juntamos los seis argentinos que habíamos estado separados durante la guerra y empezamos a discutir qué hacer. Hasta que hacemos contacto con los cubanos Tony de la Guardia y Renán Montero para empezar a trabajar orgánicamente en las estructuras sandinistas después del triunfo.

El que nos introduce es Renán Montero, quien en ese momento estaba trabajando como jefe del G-2, luego lo cambiaron y pasa a la inteligencia, a lo que después llamaron la Dirección Quinta de la Seguridad del Estado. Ahí empezamos a trabajar solamente “El Vasco Manuel”, Gorriarán Merlo y yo. Es entonces cuando llega la información para hacer la operación del “Comandante Bravo” en Honduras.

— ¿Cómo se enteran de la operación para “ajusticiar” al “Comandante Bravo” en Honduras? ¿Cómo se planifica y quién la organiza?

El primero de los argentinos que se va a la inteligencia de la Seguridad del Estado, fui yo. Gorriarán se va a operaciones de la Seguridad del Estado, como interrogador. Entonces, durante una visita que le hago a Gorriarán, me comenta que la ex amante del “Comandante Bravo” cayó presa, pero está dispuesta a colaborar, que le avise a Renán porque nos puede dar la ubicación del “Comandante Bravo” en el exterior.

Yo me fui a ver a Renán y, efectivamente, el caso era de interés. Gorriarán la sigue trabajando, incluso ella de inmediato se convierte en la amante de Gorriarán, es la misma persona que está con él cuando cae preso después en México, a mediados de los noventa.

Entonces, ella pone como condición que se olviden las delaciones que ha cometido en la época de la Guardia, por lo cual ella había caído presa, porque a ella la denuncian como “sapa” (informadora) y por eso había caído presa al triunfo de la revolución. También pide una casa en León para que viva su madre y una suma de dinero que no recuerdo ni supe el monto. Pero a la vez, ella se convierte en la amante de Gorriarán Merlo, y entonces a partir de allí es que se monta la trampa para matar al “Comandante Bravo” en Tegucigalpa.

— ¿Quiénes y cómo organizan la operación para “ajusticiar” al “Comandante Bravo”?

La organiza Renán Montero, a cargo de la inteligencia y de lo que sería después la Dirección Quinta de la Seguridad del Estado. Ella tenía el contacto telefónico con “Bravo”, y en uno de estos contactos ya controlados por la Seguridad Sandinista, por Renán y “El Pelao” Gorriarán, él le plantea que salga para El Salvador u Honduras, que alquile una casa y que una vez lo haya hecho él llegará a verla.

Salen Gorriarán y ella en vehículo hasta Panamá, ahí cambian de documentación para portar documentación falsa, y se van para Honduras. Los acompaña “El Gato”, uno de los seis argentinos.

Además, cuando surge lo de “Bravo” se nos llama a los seis argentinos para integrar la inteligencia. Se deja de estar en operaciones de seguridad del Estado o artillería y se nos concentra en una casa que estaba en la primera entrada a Las Colinas.

Ahí nos concentramos, se nos prepara documentación falsa para todos, y a la hora de salir se nos dice que es innecesario que viajemos todos, porque “Bravo” tenía dos posibilidades: llegaba solo o llegaba con escoltas. Teníamos a nuestro favor el factor sorpresa, iban a llegar a un lugar a donde pensaban que no habría nadie de peligro, por lo que sería muy fácil neutralizarlos.

La operación fue muy improvisada, era octubre de 1979, todavía no hay muchos recursos para operar. De modo que “El Gato” viaja por su parte, alquilan una casa en Tegucigalpa, va armado con una subametralladora, y Gorriarán con una pistola 22 con silenciador que previamente les ha entregado Lenín Cerna, que en ese momento trabajaba en el Consulado de Nicaragua en Honduras. A raíz de esto es que él es expulsado. Lenín Cerna les entrega la subametralladora, la pistola con silenciador y cuatro granadas.

La operación es muy sencilla porque “Bravo” llega solo a la casa. “El Gato” está parapetado en la parte de afuera de la casa, en un patiecito, y Gorriarán está oculto en una segunda pared. Cuando el hombre toca la puerta la mujer lo recibe como si fuera la amante, lo hace pasar, y “El Pelao” le pone la pistola en la cabeza y le da el tiro. Luego, lo arrastran, lo meten debajo de la cama y se van tranquilos. Pasaron varios días para que encontraran el cadáver de “Bravo” en Tegucigalpa.

— ¿Ésta es la primera operación de envergadura de la inteligencia sandinista?

Yo diría que de envergadura y no de envergadura. Es decir, es la primera operación montada con mucha improvisación por la falta de recursos.

— ¿Por qué desde entonces Renán Montero se perfila como jefe de la inteligencia sandinista y particularmente de la Dirección Quinta de la Seguridad del Estado? ¿Quién es Renán Montero?

Renán Montero era un oficial cubano, había estado en la primera experiencia de Carlos Fonseca en Nicaragua, incluso sale con una herida en la cabeza. O sea, que tenía un vínculo con los sandinistas desde comienzos de los años sesenta, después del triunfo de la revolución cubana en 1959.

Luego, es el hombre al que el “Che” Guevara le llama “Iván” en su diario, que es el enlace entre la guerrilla en el monte y las estructuras urbanas de la guerrilla en La Paz, Bolivia, era el contacto con Cuba. Es el hombre al que después se acusa de haber abandonado al “Che”, porque se retira por órdenes de Cuba hacia Francia y deja al “Che” sin comunicaciones en 1967.

Luego, es el director de las escuelas especiales para los extranjeros en Cuba, por lo que desde ahí tenía muchos contactos con movimientos guerrilleros. La última vez que conozco de él, antes de la victoria sandinista, él está trabajando en la oficina comercial cubana en San José, Costa Rica. Desde ahí, apoyaba a los sandinistas.

— ¿Es decir, fue un enviado especial del gobierno cubano para asesorar a los sandinistas?

Claro, especialmente en el área de inteligencia donde todavía el Frente no tiene experiencia. Ellos le dan una forma legal: lo nacionalizan nicaragüense por haber estado en Nicaragua con Carlos Fonseca. Él también estuvo en el Frente Sur, donde se dedica a organizar la contrainteligencia, llamada Policía Sandinista, organizada para evitar la penetración de la Guardia Nacional al Frente Sur.

En ese momento Tony de la Guardia se ocupa del apoyo logístico, garantizando la llegada de armamento, el que venía vía Panamá, otro de Cuba y Venezuela. Sin embargo, no hay relación de subordinación entre ellos. Tony se va inmediatamente después del triunfo sandinista. Renán Montero era un oficial de las tropas especiales y de inteligencia del MININT cubano”.

— ¿Bajo qué concepción se crea la Seguridad del Estado Sandinista?

A copia y semejanza de lo que fue la Seguridad del Estado cubana. Incluso la inteligencia es lo mismo como era al principio la inteligencia cubana. Se apoya mucho en el movimiento guerrillero latinoamericano, en el acceso a la información. También es desde la inteligencia que se le da el apoyo principal al movimiento revolucionario latinoamericano, o sea, que es una copia idéntica a la de los sistemas cubanos.

A Gorriarán Merlo lo hacen jefe de operaciones especiales dentro de la inteligencia. Entonces, así es que se empieza a pensar ya en el ajusticiamiento de Somoza. Para esto, otros argentinos van llegando después del triunfo y nos dan una casa en el kilómetro ocho y medio de la Carretera Sur, donde estuvo el Taller Alvarado (donde luego se encontraría un buzón de armas en los noventa). Nos dan esa casa en noviembre de 1979, y ahí se empieza a conocer la operación de Somoza, que es conocida únicamente por el grupo original de argentinos.

— ¿En qué consistía el entrenamiento en lo que después sería la Dirección Quinta de la Seguridad del Estado?

Recibíamos cursos de métodos conspirativos, defensa personal, prácticas de tiro, y vivíamos dentro de la casa como si fuera un cuartel. Yo me voy antes que terminemos la instrucción para la operación contra Somoza, porque surgen diferencias políticas con Gorriarán en el seno del grupo. Yo prefiero renunciar de la inteligencia porque sabía que esas diferencias políticas podían afectar el trabajo operativo que teníamos que realizar.

— ¿Cuáles son las diferencias que se dan con Gorriarán Merlo?

Yo diría que sobre todo metodológicas. A partir de la llegada a Nicaragua, Gorriarán asume el mando como una dirección única, nosotros teníamos dentro de la organización del ERP una estructura de dirección colectiva, y, además, Gorriarán tenía métodos muy autoritarios de dirección, llegando incluso al colmo, al tener cierto poder ya en Nicaragua, de llamar a discutir a compañeros que vivían en Europa, y si no tenían su misma posición se les acusaba de agentes enemigos y se les expulsaba de Nicaragua con un rigor bastante fuerte. Tanto “El Vasco Manuel” como yo nos abrimos de este grupo.

Lea también:

El “ajusticiamiento” de Somoza.  

Política

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí