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Entre los millones de personas que ayer vivieron el terror en diferentes ciudades de Estados Unidos estaban varios nicaragüenses que ahora cuentan su experiencia a LA PRENSA.

Miedo y zozobra entre nicas en los EE.UU.

Compatriotas dicen no creer todavía lo que está sucediendo Nohelia González, Gustavo Ortega, Gretchen Robleto y Amalia [email protected] Estaba sumamente nerviosa al responder el teléfono, Nubia Ortega, una nica con 20 años de residir en Washington D.C., dijo que lo sucedido era indescriptible, su voz se escuchaba entrecortada, pues tres de sus hijas viven en […]

  • Compatriotas dicen no creer todavía lo que está sucediendo

Nohelia González, Gustavo Ortega, Gretchen Robleto y Amalia [email protected]

Estaba sumamente nerviosa al responder el teléfono, Nubia Ortega, una nica con 20 años de residir en Washington D.C., dijo que lo sucedido era indescriptible, su voz se escuchaba entrecortada, pues tres de sus hijas viven en las inmediaciones del Pentágono, en Virginia.

“Esto es increíble, no podemos salir de las casas, hay un nerviosismo generalizado, no hay clases ni trabajo, es algo nunca visto”, indicó.

Horas después supo noticias de sus hijas, y al final todas estaban a salvo junto a sus respectivas familias, pero aún mantenían la incertidumbre de lo que pudiera suceder en cualquier momento.

“No hay comercio, no hay nada, Washington pareciera que estuviera en guerra, el Ejército está por todos lados, es como una película”, precisó.

Antonio Rocha, con 12 años de residir en la capital estadounidense, dijo que la población del perímetro del Pentágono sucumbió en histeria colectiva, y la actividad militar era sin precedentes.

“Quienes vivimos la guerra de insurrección del 79 en Nicaragua sentimos el mismo nerviosismo, pero mucha gente aquí está enfrentando esta situación por primera vez, la histeria era común, es algo que nos tomó por sorpresa… lo primero fue buscar a las familias, luego la única sensación era estar protegidos”, indicó.

HORROR EN WASHINGTON

“Esto ha sido algo impresionante, mire en los 20 años que tengo de vivir aquí jamás vi algo igual. Estoy encerrada aquí… yo no me quiero ir de aquí, porque estoy muy nerviosa y chocaría, aunque vivo cerca. Estamos muy nerviosos”, comentó atemorizada aún, por medio del hilo telefónico, Ana Silvia Prado, una salvadoreña que labora para el programa de Sociedad Civil, en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington.

Un día laboral normal, fue interrumpido abruptamente para Prado y centenares de personas en esa ciudad, cuando ocurrió una oleada de actos terroristas que dejaron daños en los edificios del Pentágono, destruidas las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio (World Trade Center), un edificio en Pittsburgh, algunos daños en la sede del Departamento de Estado, así como la declaración del estado de alerta en Washington.

“Hay gente que se ha quedado varada. Yo estoy demasiado nerviosa para salir manejando. Las vías de comunicación se cortaron totalmente. Estamos muy nerviosos, creo que esperaré a salir hasta las tres de la tarde”, dijo la funcionaria del BID, quien confirmó que el personal de la entidad recibió orientaciones de evacuar la sede a las diez de la mañana.

TEMOR POR VULNERABILIDAD

Enrique Morales, residente desde hace 23 años en California, Estados Unidos, nacido en Nicaragua y trabajador en un Edificio Federal, sostuvo que su centro de trabajo ubicado en el condado de Ross, fue cerrado por el atentado registrado en el Pentágono y el World Trade Center.

El Estado de California está bajo alerta 1, y el sentir de la comunidad latina en la zona es de dolor por la muerte de las víctimas y de temor ante el posible registro de otros atentados contra edificios federales. Estados Unidos puso en alerta a la Marina y el Ejército en respuesta a los ataques recibidos, sostuvo la fuente.

Por su parte, Alma Azucena Lupiac, residente en Miami desde hace 13 años, dijo que pese a que esa ciudad está relativamente alejada de la zona donde se registraron los ataques, la preocupación de la población es latente, sobre todo porque los atentados se desarrollaron en edificios de fuerzas de seguridad máxima, lo que es señal de la vulnerabilidad que tienen otros puntos ante ataques terroristas.

UN ATAQUE INSOSPECHADO

“Hay mucha tensión y mucha preocupación. La gente aún no tiene claro qué es lo que ha pasado”, comentó el nicaragüense Luis Sobalvarro vía telefónica, ayer desde Washington.

“La verdad es que nadie se esperaba algo así, mucho menos en New York, sabiendo los niveles de seguridad que hay aquí”, agregó Sobalvarro.

Sobalvarro, que es oficial del programa para América Latina del Instituto Republicano Internacional (IRI), contó que durante buen rato desde su oficina, situada a tres o cuatro kilómetros del Pentágono, se escucharon las alarmas de sirenas de ambulancia y carros de bomberos para sofocar la emergencia.

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