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Operarios del gobierno de la ciudad de Buenos Aires retiran frente al obelisco de la avenida 9 de Julio, uno de los vehículos incendiados durante los violentos disturbios de la víspera, que culminaron con la renuncia del presidente de la Rúa.

Dos días que estremecieron a Argentina

El brutal estallido social del miércoles y jueves se gestó a lo largo de dos años de draconianas medidas económicas La inflexible paridad del peso con el dólar y el congelamiento parcial de los ahorros son algunos factores Jorge Svartzman BUENOS AIRES/AFP.- La población empobrecida y la clase media argentinas protagonizaron esta semana una cruenta […]

  • El brutal estallido social del miércoles y jueves se gestó a lo largo de dos años de draconianas medidas económicas
  • La inflexible paridad del peso con el dólar y el congelamiento parcial de los ahorros son algunos factores

Jorge Svartzman

BUENOS AIRES/AFP.- La población empobrecida y la clase media argentinas protagonizaron esta semana una cruenta rebelión que se saldó con al menos 25 ó 27 muertos y que en 48 horas provocó la caída del lánguido gobierno del presidente Fernando de la Rúa.

La crisis se desató en un contexto marcado por 42 meses de recesión, por medidas de austeridad draconianas que afectaron los ingresos y la liquidez de la población, y por la negativa del Fondo Monetario Internacional de desbloquear nuevos créditos para que Argentina pueda saldar tramos de su voluminosa deuda externa de 132,000 millones de dólares.

La situación económica se veía agravada además por un creciente vacío de poder, después de la derrota de la oficialista Alianza en los comicios legislativos de octubre pasado, ante una oposición peronista poco dispuesta a brindar su apoyo al proyecto de Presupuesto 2002 que preveía nuevos y severos recortes para satisfacer las exigencias del Fondo Monetario Internacional.

La derrota electoral de la Alianza permitió además que el peronista Ramón Puerta asumiera la titularidad del Senado, y con ello quedara primero en la línea de sucesión en caso de ausencia del presidente o de acefalía del Ejecutivo, dado que el vicepresidente Carlos Álvarez había renunciado en el año 2000, en una de las primeras crisis del oficialismo.

La población argentina parecía sin embargo resignada a que cayera indefinidamente su nivel de vida, que pese a todo sigue siendo el más elevado de América Latina, en términos de PIB per cápita (de unos 7,000 dólares anuales).

LA AVALANCHA

El viernes 14 de diciembre se produjeron los primeros saqueos de supermercados en las ciudades de Rosario y Mendoza, que continuaron en los días siguientes.

El miércoles 19, las poblaciones marginadas de las ciudades argentinas se lanzan a saquear supermercados y comercios en todo el país, mientras grupos de empleados enfurecidos que reclaman sus salarios atacan edificios públicos en Córdoba y La Plata.

Los enfrentamientos con fuerzas de seguridad y con comerciantes que tratan de defenderse dejan 16 muertos, que al día siguiente llegarían a un total de 27, y 150 heridos.

En la noche del miércoles, De la Rúa llama a una reunión de emergencia de su gabinete, y decreta el estado de sitio por 30 días.

Pero esa medida provoca una rebelión generalizada de las clases medias urbanas, cuando decenas de miles de inconformes ganaron las calles y plazas a medianoche golpeando enfurecidos cacerolas y tocando bocinas para expresar su hartazgo de la política oficial frente a las sedes del Ejecutivo y el Legislativo.

La calle empieza a obtener satisfacción: Cavallo presenta su renuncia, y De la Rúa se la acepta. También presentan su renuncia los demás miembros del gabinete.

Pero la cruenta represión policial de las manifestaciones pacíficas de miles de familias argentinas en la histórica Plaza de Mayo y frente a la Casa Rosada, así como en la explanada del Congreso, desatan sangrientos enfrentamientos en el centro de Buenos Aires, que se prolongarían durante toda la jornada del jueves con un saldo de 7 muertos.

De la Rúa renuncia por la noche del jueves.

SEMILLA DE LA CRISIS

-La acumulación de incertidumbres se transformó en pánico, sobre todo por la eventualidad de una ruptura de la sacrosanta paridad entre el peso y el dólar instaurada en 1991 por Domingo Cavallo.

-Cavallo era entonces ministro de Economía del peronista Carlos Menem, y la historia quiso que estuviera en el mismo cargo diez años más tarde, para comprobar que la receta que había salvado al país de la hiperinflación agravaba ahora la crisis.

-Y como bien se sabe que no hay nada más miedoso que el dinero, los depósitos empezaron a huir desenfrenadamente de los bancos: este año, se calcula que las reservas se redujeron en unos 15,000 millones de dólares, llegando a quedar comprometido el respaldo en dólares que la Convertibilidad exige para cada peso circulante.

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