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Los derechos de los argentinos fueron suspendidos luego que De la Rúa decretara el Estado de Sitio.

Como en los peores años de la dictadura

Al cercar la plaza detuvieron a la gente a golpes, pero entre más personas detenían más gente llegaba Mariana Vilnitzky/Especial para LA PRENSA ARGENTINA.- La mañana del 20 todavía quedaba gente en la Plaza de Mayo, donde se encuentra la Casa de Gobierno. Había renunciado Domingo Cavallo y el estallido no pararía hasta que renunciara […]

  • Al cercar la plaza detuvieron a la gente a golpes, pero entre más personas detenían más gente llegaba

Mariana Vilnitzky/Especial para LA PRENSA

ARGENTINA.- La mañana del 20 todavía quedaba gente en la Plaza de Mayo, donde se encuentra la Casa de Gobierno. Había renunciado Domingo Cavallo y el estallido no pararía hasta que renunciara el mismo presidente. Las decisiones tardaban demasiado y lo único que lograban era ensangrentar el final.

Con el pasar de las horas la Plaza de Mayo comenzó a llenarse de gente, y el cuerpo de policías cercó la Casa de Gobierno. Al cercar detuvieron gente a los golpes. Pero cuanto más gente detenían más personas llegaban a la plaza. Al enterarse de la situación bajaban de las oficinas para hacer acto de presencia. Otros veían lo que sucedía por televisión y también se acercaban.

Después del mediodía llegaron también las “Abuelas de Plaza de Mayo”, madres de los desaparecidos durante la dictadura. Era jueves, y como todos los jueves desde hace 25 años, iban a dar la vuelta a la Plaza recordando a sus hijos.

Ya la multitud se hacía más difícil de controlar y el jefe de Policía había dado orden de reprimir. Así que, como en los peores años de la dictadura, atacaron a los manifestantes con caballos, tanquetas, balas de goma y balas de plomo. El primer ataque, televisado en todos los canales, estuvo dirigido a las abuelas. “No aprendimos nada. Todos estos años de esfuerzo, ¿para qué?”, se quejaba una de las abuelas tirada sobre un árbol de la plaza. Quedaron lastimadas mujeres de 80 años. Lo que no sabía el jefe de Policía era que, entre los que acompañaban a las madres, se encontraba el Premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel.

Después del ataque a las madres un grupo de manifestantes decidió que no se iría, y entre ese grupo, los nuevos que llegaban y las fuerzas policiales se mantuvo durante siete horas una batalla campal.

De la Rúa dejó el gobierno en la noche, y cada minuto de su resistencia era un peligro. La batalla en “Estado de Sitio” se dispersó por varias zonas del centro de la capital argentina.  

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