Douglas EngleAP
PETRÓPOLIS, BRASIL.- Las patrullas de rescate, provistas de palas y azadas, excavaban afanosamente ayer un océano de lodo en busca de víctimas de las inundaciones y deslizamientos que mataron al menos a 46 personas en el estado de Río de Janeiro.
Dos días de lluvias torrenciales anegaron las zonas bajas cerca de Río y provocaron el desmoronamiento de varias colinas, que sepultó casas y residentes bajo toneladas de barro y forzó a centenares de personas a abandonar sus hogares, dijeron las autoridades.
En esta ciudad, a 65 kilómetros al norte de Río, se extrajeron tres cadáveres más en la madrugada de ayer, lo que elevó la cifra de muertes aquí a 31, dijo Sonia de Carvalho, trabajadora de la defensa civil estatal. Unos 1,500 residentes se vieron forzados a dejar sus viviendas y fueron alojados en escuelas públicas e iglesias, dijo.
Una mujer dijo que quedó semienterrada bajo el lodo, pero que fue extraída por su sobrina. “Sin su ayuda, seguramente, me habría muerto”, aseguró Lenir Cabral en una entrevista por televisión. “Estaba enterrada hasta la cabeza”.
Los deslizamientos obligaron a la Policía Vial a cerrar la principal carretera entre Río y Petrópolis, y la ciudad declaró Estado de Emergencia.
La mayoría de las víctimas procede de vecindarios pobres situados precariamente en colinas en esta ciudad montañosa, construida en el siglo XIX como retiro veraniego para los antiguos emperadores.
En 1988 otros deslizamientos causaron por lo menos 197 muertes en Petrópolis, pero no fueron suficientes como para hacer que los residentes abandonasen los lugares de riesgo.
“La gente se resiste a irse”, dijo el gobernador estatal An-thony Garotinho en una entrevista radial, mientras sobrevolaba la ciudad. “Muchas de estas casas se derrumbaron en 1988, pero la gente las reconstruyó en el mismo sitio”.
Garotinho comprometió 27.5 millones de reales (12 millones de dólares) para contribuir a la reconstrucción de Petrópolis, y el gobierno federal también prometió ayuda.
En Río, cinco personas murieron por un deslizamiento de tierra y lodo en un barrio misérrimo en el norte de la ciudad, y otras 10 murieron en suburbios.
Se pronosticaba más lluvias para esta semana, y las autoridades advirtieron que persiste el riesgo de nuevos deslizamientos.