Fernando A. Malespín Ferreti
Las instituciones del Estado han sido estructuradas a voluntad y capricho de dos hombres: Dr. Arnoldo Alemán y comandante Daniel Ortega. Los partidos políticos cambian el rumbo de la historia por intereses partidarios y personales, y el pueblo sólo desempeña el papel de espectador.
Los partidos políticos se convierten en cajas de resonancia de los dictadores y están integrados por personas que sacrifican su dignidad a cambio de prebendas. El poder es envolvente y corrompe a todos. Ser hombre de partido es equivalente a ser esclavo del dictador de turno.
Los diputados son seleccionados por el dictador y la curul se la deben a él y no al pueblo, que vota por una plancha prefabricada.
El derrumbe de los dictadores está a la vuelta de la esquina, pero vendrán otros iguales o peores.
¿Hasta cuándo el pueblo decidirá su propio destino?
El pasado 4 de noviembre es una fecha histórica para Nicaragua, porque el ingeniero Enrique Bolaños, por sus méritos personales, morales y cristianos, es garantía y esperanza de un nuevo amanecer para nuestra Patria.