Hernaldo Núñez M.
En Nicaragua la mayor parte de la corrupción se debe principalmente a que las instituciones de control gubernamental tienen presupuestos raquíticos, como son la Superintendencia de Bancos y otras Instituciones y la Contraloría General de la República, lo cual las obliga a mantener personal no muy calificado y además insuficientes.
Actualmente creo que la Superintendencia no tiene los servicios de un actuario que revise las reservas técnicas y matemáticas de las compañías de seguros que operan en el país, ni el personal con capacidad para revisar diariamente la Cámara de Compensación y las cifras de los Encajes Legales de los Bancos del Sistema Nacional y las Carteras de Préstamos y operaciones financieras de los mismos. Es decir, si esto no se realiza hay deficiencias e inoperancia en los controles.
Ya hemos visto en las quiebras bancarias que todos los bancos quebrados tenían carteras ficticias en cuanto a la falsedad de los deudores y las garantías infladas en sus valores reales, y, además, las aprobaciones indebidas de los funcionarios bancarios.
Y también la Contraloría General que no puede ni revisar las alcaldías de los 151 municipios del país, más todos los gastos de los ministerios e instituciones estatales que manejan fondos y especies de fuertes valores, todo por falta de personal e incapacidad económica para pagar los gastos indispensables para viáticos para la movilización del personal.
Se espera que el nuevo gobierno tome muy en cuenta lo anterior a fin de mejorar los controles institucionales.