Yolanda Arróliga [email protected]
En cuanto al artículo del Freddy Potoy que bajo el título de Fiscalización aparece en LA PRENSA del 9 de enero, siento que existe un tremendo desbalance en la forma cómo trata el autor dos problemas serios de nuestro país.
En el caso de la corrupción gubernamental, el autor generaliza de una manera radical y habla de un gobierno corrupto, sin embargo, se muestra benevolente con el periodismo nacional que no escapa a la corrupción pero que nos lo muestra como un pilar fundamental de nuestra sociedad, con algunas leves máculas de corrupción.
Si el Sr. Potoy quiere agruparse en ese sector honesto, profesional, ético, investigativo y demás, debería dimensionar adecuadamente ambas instituciones.
¿Son en realidad todos los integrantes del gobierno corruptos, como lo señala el periodista?, ¿se trata de una mayoría en crecimiento o son algunos casos aislados los que hacen merecedor a este sector de ese calificativo?
Ahora bien, en el caso del periodismo, ¿cuántos son realmente profesionales, imparciales, éticos, honestos, investigativos?
No se trata de que al de denunciar actos corruptos presenten las debidas evidencias, lo que trato de decir es que presenten evidencias de que el gobierno, en su totalidad como institución merece el calificativo de corrupto, de la misma manera que con algunas excepciones que no sabemos de qué tamaño son, puede calificar al periodismo nacional como profesional y honesto.