Minor Bolaños Montero
Tengo el privilegio de conocer prácticamente toda el área centroamericana y un poco más allá.
Gracias a Dios que he podido ratificar mis criterios y demostrarme a mí mismo que mi Centroamérica no tiene nada que envidiar a otros países desarrollados y que en definitiva es sin duda alguna preciosísima, no obstante lo más hermoso de esta tierra es su gente, gente llena de sencillez, alegría y bondad, capaz de quitarse la camisa y brindársela a su prójimo, como he podido constatar desde que tengo memoria en diversos desastres naturales y guerras. Por supuesto que nunca falta uno que otro individuo radical.
No entiendo por qué alguien se molesta porque la Iglesia Católica costarricense y su pueblo también quieran honrar y alegrarse con la beatificación de Sor María Romero, esta maravillosa y santa mujer de Nicaragua, si de todos es conocido que la mayor parte de su vida la dedicó a socorrer a los más necesitados, sobre todo en el país donde le tocó ejercer este apostolado.
¡Que viva Nicaragua!, ¡que viva Costa Rica!, ¡que viva la humanidad!