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¿Fumas? ¡Uaghhh!

“Para tener una chimenea al lado mío, mejor fumo yo y no me gusta para nada el vicio”, dijo de manera contundente Leana Astorga, de 18 años. Como ella, muchos jóvenes prefieren no “jalar” con un fumador y quienes se aventuran a hacerlo, a veces entran en conflicto con su pareja o bien, tienen que […]

“Para tener una chimenea al lado mío, mejor fumo yo y no me gusta para nada el vicio”, dijo de manera contundente Leana Astorga, de 18 años. Como ella, muchos jóvenes prefieren no “jalar” con un fumador y quienes se aventuran a hacerlo, a veces entran en conflicto con su pareja o bien, tienen que aguantar lo que para ellos son inconvenientes del cigarrillo.

En el más drástico de los casos, se llega a la ruptura y eso precisamente fue lo que hizo Rubén Rostrán. Para este joven de 18 años resulta muy desagradable besar a una joven con aliento a tabaco “o cuando te echan el humo encima”.

Rostrán tuvo una novia que a sus 16 años ya era una experta fumadora y eso fue una de las cosas que los llevó a la separación.

“Además, da mal aspecto, no se ve bueno en las personas, sobre todo cuando son menores de edad. Tal vez es muy confuso que el hombre no fume y la mujer sí, quizá sea machismo”, reflexionó.

Pero cuando se decide seguir adelante con la relación deben aguantarse los gajes del oficio, como son el mal aliento, el continuo olor y humo del cigarrillo y hasta aguantar lo pastoso de la saliva cuando el otro se acaba de fumar un cigarro.

Un joven que considera que el tabaquismo es algo desagradable, pero que no le hace dejar a su novia es Luis Alberto Cano, de 16 años. Explicó que él le solicita a la joven que deje de fumar antes de besarse y hasta le sugiere que se aguante las ganas de darse una fumadita “para el día siguiente”.

“Ella tiene 17 años, fuma desde los 14, dice que sus amistades la influenciaron mucho, pero yo creo que las amistades no tienen nada que ver porque uno mismo se valora y se crea sus propios principios que debe poner en práctica en cualquier situación”, dice.

Tabaquismo crece entre las jóvenes

La novia de Luis Alberto no es la excepción. Las estadísticas indican que en Latinoamérica, tres de cada cuatro jóvenes iniciaron el hábito de fumar entre los 14 y 17 años.

El documento “El tabaco y las adolescentes: tendencias actuales”, publicado en Washington en 1999 como esfuerzo conjunto de varias organizaciones, indica que en Canadá, por ejemplo, las personas que más fuman son las muchachas de entre 12 y 19 años. En tanto, en los países latinos aún prevalecen los hombres como los más fumadores, pero los índices que muestran a las fumadoras van creciendo en algunos países.

Este dato es reforzado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según la cual el tabaquismo inicia en los primeros años de la adolescencia. De hecho, de 1,100 millones de fumadores en el mundo, el 90% inició sus hábitos antes de los 19 años.

Ésa es la edad con que cuenta actualmente Melba Grijalva. Ella asegura mantenerse el vicio del dinero que su papá le asigna para ir al Alma Mater donde, reconoce, “fuma mucho”. No obstante, no toca un solo cigarro al llegar a su casa pues aunque se imagina que su padre sabe que ella fuma, “en casa no lo hago por respeto”.

El cigarro es una moda

Por ser la mayoría hijos de dominio, estos muchachos se las ingenian para mantenerse el vicio. Un universitario de 17 años, que prefirió el anonimato porque sus padres desconocen su “gusto”, comentó que hace apenas un año empezó a fumar “por vagancia”, pero hoy se fuma entre tres y cuatro cigarrillos diarios que salen de los paquetes de sus amigos. “Como ellos siempre andan, me dan”, dijo.

Se ha determinado que la publicidad mundial sobre el cigarrillo es de gran intensidad y muy bien orientada, de tal manera que ejerce un alto grado de persuasión sobre la juventud.

Aunque Leana Astorga no fuma, considera que el tabaquismo es prácticamente una cuestión de moda, o de simple imitación. “La mayoría de mis amigas en secundaria no fumaban y ahora que están en la universidad lo hacen. Yo les he preguntado por qué fuman y es por el círculo que hay en la universidad, casi todo el mundo está fumando”, dice.

Agrega que algunas personas le aseguran que tratan de dejar el cigarro, “pero como miran a uno y al otro que está fumando se hace como una cadena. Tengo muchísimas amistades jóvenes que fuman y cuando empezás a conocer a alguien que fuma te ofrece, pero cuando ven que no te gusta o simplemente lo rechazás te dejan en paz”, asevera.

Pero Jorge Augusto Cerrato, de 18 años no pudo soportar la tentación. Desde los 12 miraba a sus amigos fumar hasta que aceptó “probar”. Lo cierto es que lo que inició como una simple probadita hoy lo lleva a fumarse hasta cuatro cigarrillos al día.

Como sabe cuán dañino es fumar 15 veces ha intentado alejarse del vicio, pero otras tantas ha fracasado. “He pasado hasta un mes sin fumar, pero después vuelvo; cuando miro a alguien con un cigarro me dan ganas”, reconoce. Además, le cuesta vencer la tentación pues en su casa su hermano de 16 años también fuma.

Símbolo de moda e independencia

Estudios recientes han determinado que, con el afán de incursionar en nuevos mercados, las empresas tabacaleras han intensificado campañas publicitarias dirigidas a mujeres y adolescentes. Su éxito ha sido notorio entre las muchachas cuyas edades oscilan entre los 12 y 19 años.

Según el documento publicado sobre las tendencias actuales del tabaco y la adolescencia, las jóvenes luchan por alcanzar algunos elementos como la independencia y la audacia, a la vez que se preocupan por verse delgadas y atractivas

Por tanto, en las campañas publicitarias, se presenta el cigarrillo como un símbolo de independencia y de estar a la moda. A esto se le agregan otros elementos de influencia, como por ejemplo, que en más del 80 por ciento de las películas de acción, comedia y dramas los protagonistas consumen tabaco y alcohol.

Por otro lado, se ha determinado que el grupo más vulnerable ante la influencia de amistades y parientes fumadores es el de las mujeres jóvenes, pues son las que más fácilmente acceden ante la inducción del hábito de fumar.

“De ciertos trabajos de investigación se desprende que las adolescentes pueden ser más sensibles que los muchachos a la presión social de sus grupos de compañeros para que comiencen a fumar”, dice el documento “El tabaco y las adolescentes: tendencias actuales”.

También debe tomarse en cuenta el hecho de que, además de las enfermedades comunes para varones y mujeres, como consecuencia a su adicción al tabaco, ésta es la principal causa prevenible de problemas relacionados con el embarazo y el parto, pues fumar en estado de gravidez también acarrea consecuencias negativas para la salud y desarrollo del bebé.

Riesgos del tabaquismo

El estudio “El tabaco y las adolescentes: tendencias actuales”, basado en el continuo incremento de las tasas de fumadores adolescentes, señala que al menos unos 250 millones de personas que hoy son niños, morirán en todo el mundo por causa del tabaco.

Además informa que el tabaquismo contribuye al cáncer en el pulmón, los labios, la cavidad bucal, la faringe, el esófago, el páncreas, la laringe, la tráquea, los bronquios, la vejiga y los riñones.

Datos como éste no parecen asustar a los adolescentes que, con o sin el conocimiento de sus progenitores, cada vez con más frecuencia ceden a la tentadora invitación de saber qué se siente “estar echando humo” o saber cómo es el sabor del cigarro.

Éste es el caso del joven de 17 años, Armando Porras. “Estoy completamente consciente de que el cigarro es dañino, pero no tengo miedo, si no, dejaría de fumar”, dijo categórico.

Comenzó a probar el cigarro hace dos años “por vago más que todo, por curiosidad” en compañía de sus amigos pues querían conocer “cómo saber fumar” y ahora todos tienen el hábito. Los progenitores de Armando no sólo saben que su hijo fuma, sino que su papá hasta le pide cigarrillos al menor, o viceversa.

En tanto Wilbert Jirón declara que “dicen que está comprobado que un cigarro te quita 20 minutos de vida, pero eso no me preocupa”. A sus 21 años, este muchacho ha pasado los últimos cuatro años de su vida fumando “pocas veces” por lo que no considera que para él el cigarrillo represente un vicio ni algo que no pueda dejar de hacer.

Conocedora de los perjuicios que provoca el tabaquismo a su salud, Melba Grijalva dice que a veces siente miedo “pero siempre miro a alguien con un cigarro y me dan ganas de fumar. Una vez intenté dejar de fumar, pero no pude”, reconoce entre risas.

Cuando dio sus primeros pasos con un cigarro en la mano, Marlon Calero, de 24 años, no creía absolutamente nada de lo que le decían sobre los estragos del tabaquismo. En ese entonces tenía 20 años.

Al igual que muchos, lo hizo por jugar y no precisamente porque le causara placer, además reconoce que hacerlo lo hacía sentirse “un poquito más serio, como que me daba valor”.

Abandonó el hábito hace un año aproximadamente. La razón: un día tuvo la oportunidad de ver un programa sobre las consecuencias del tabaquismo y sintió escalofríos.

Igualmente empezó a documentarse sobre los componentes del cigarrillo, “que lleva alquitrán y nicotina, un doctor me hizo que exhalara el humo a través de mi camiseta y vi la mancha que queda, me dije que tenía que dejar el cigarro y lo hice”.

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