Camilo Suárez Urbina [email protected]
Al respecto del artículo “el 118, realidad de hoy, el reto del mañana” (LA PRENSA, martes 19 de febrero), creo que es importante el servicio que presta la Policía cuando uno llama a ese número de teléfono. Pero no es eficiente, casi nunca se atienden las llamadas cuando se trata de una emergencia verdadera.
En varias ocasiones he tenido que llamar a la Policía y no llega o llega tarde, hasta que el peligro ya ha pasado (pandillas, asaltos, personas en peligro).
No tengo nada en contra de la Policía, al contrario, pero si se hace un recuento de las informaciones aparecidas en los medios se da cuenta que la Policía atrapa a algún malhechor por pura casualidad, cuando una patrulla pasaba por el lugar, pero nunca oirá decir que fue producto de una llamada al 118.
No es necesario acusar experiencias de otros países para hacer funcionar este servicio. Si la Policía ya tiene un localizador de llamadas y/o un sistema de rastreo de las mismas, propongo que se apruebe e implemente una ley en la que se culpe o responsabilice a quien haga llamadas falsas a la Policía.
Seguro que en casa tendremos un control más estricto de nuestro teléfono y en las calles los ladrones y pandilleros le temerán al 118.