María Amalia Robles [email protected]
Fue una lástima que la sección de Controversia de LA PRENSA del domingo 24 de febrero no contara con artículos de verdadero peso, con relación a lo candente del tema que se abordó, como es el de los sueldos de los altos funcionarios públicos. A excepción del artículo del Sr. Stadthagen, que lo encuentro bastante acertado, los otros dos se quedan bastante cortos.
El Sr. Hopmann centra su opinión en las falacias que él percibe en los criterios utilizados para fijar dichos sueldos y a la vez la base de sus argumentos son otras falacias. Por ejemplo, si al ministro de Educación se le redujera su sueldo a US$1,000.00 y los US$6,000 restantes se distribuyeran entre todos los maestros del sistema, tendríamos un incremento en el sueldo de estos últimos de 23 centavos de dólar, lo que equivale a 3.23 córdobas mensuales de aumento. Tendríamos entonces maestros siempre descontentos y un ministro lidiando con todos los problemas de este sector y a menos que sea un millonario, con un fácil asidero para la corrupción.
Sin embargo, el artículo más desafortunado es sin duda el del Sr. Villafranca, pues está totalmente fuera de foco. Tal vez sea necesario que recuerde cuando aquella humilde mujer compró bálsamos para lavarle los pies al Maestro y alguien por ahí le criticó diciendo que con ese dinero se pudo haber aliviado a los pobres y el Maestro dijo sabiamente: “A los pobres siempre los tendréis”.
Tal vez si hubiesen programado con tiempo esta sección, alguien del equipo del Ing. Bolaños o del Incae, que participó en el cálculo de los nuevos sueldos de los funcionarios públicos, hubiera realizado un aporte bastante enriquecedor.