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Ejemplo de excelencia

Tener una medalla por haber sido el mejor alumno a nivel nacional de primaria (1996), y otra por haber sido, cinco años más tarde, el mejor alumno de secundaria en todo el territorio nacional (2001), son frutos que no todos cosechamos. No cualquiera se perfila tres años consecutivos entre los primeros lugares de las olimpiadas […]

Tener una medalla por haber sido el mejor alumno a nivel nacional de primaria (1996), y otra por haber sido, cinco años más tarde, el mejor alumno de secundaria en todo el territorio nacional (2001), son frutos que no todos cosechamos. No cualquiera se perfila tres años consecutivos entre los primeros lugares de las olimpiadas matemáticas a nivel nacional.

Un simpático estiliano, de 18 años de edad, ha logrado estos triunfos, que por cierto, han venido acompañados de valiosos premios. Por ejemplo, desde sexto grado, Larry Jonathan Molina Irías se hizo merecedor de una cuenta bancaria que ha venido enriqueciendo gracias al resto de premios monetarios, y el año pasado la bendición para él no sólo fue una computadora, sino también una beca completa en la Universidad Americana (UAM), la que le permite estudiar la carrera de medicina.

Este chavalo, que ha tenido que dejar el terruño, pero no el típico acento de los norteños, nos dice que el secreto de ser el mejor alumno no es estudiar todo el día, sino “estudiar diario y prepararse muy bien antes de los exámenes”. A la vez atribuye sus méritos obtenidos a la sabiduría que proviene de Dios.

Cuando estabas frente a esos exámenes, disputando la excelencia académica a nivel nacional, ¿con quien te sentías comprometido?

“Con mis compañeros, con todos los del colegio, con mi familia y conmigo mismo porque yo quería ser el mejor”.

Contanos ¿cómo te sentiste cuando te dieron la noticia?

“Me sentí muy agradecido con Dios. Este premio Dios me lo ha dado dos veces y es algo muy grande”.

Y la reacción de tus padres…

“Mi papá casi se pone a llorar de la emoción, y mi mamá no hablaba del nervio”.

¿A qué atribuís el hecho de haberte llevado el mérito dos veces?

“A la sabiduría que Dios me da. La Biblia dice: la sabiduría viene de Dios. Entonces, ¿quién va a contradecir la Biblia? También a los valores que mis padres me han inculcado”.

Seguramente los chavalos te pusieron un apodo…

“Me decían cerebro”.

¿Hiciste travesuras en el colegio?

“A veces inventé a la hora de la exposición porque tal vez no la tenía bien preparada”.

¿Materia o tema que te costó asimilar?

“En primaria me costaba geografía, y en secundaria las funciones lineales y exponenciales de matemáticas no me gustaban”.

Háblame del cambio de la vida colegial a la universitaria.

“Todo es diferente. La cantidad de materias que se ven y los horarios. En el colegio es monótono”.

¿Qué te ha gustado de este cambio?

“Que se es más libre y que no es tan estricto porque vos decidís si entras o no entras a una clase”.

Has aprovechado esa flexibilidad para darte una escapadita…

“Una vez me salí de clases para irme a ver el Hombre Araña”.

¿Por qué crees que hay chavalos tan desinteresados en los estudios?

“Porque a veces, cuando les pasa una mala jugada, o sea que dejaron clases, ellos se acostumbran y después ya no tienen nada que perder, como una reputación o una conciencia a la que deben responder”.

La vida en los pueblos es muy diferente a la de la capital, ¿Qué tal ha sido el cambio?

“Lo más incómodo es que aquí casi no conozco, a veces me pierdo. No me gustan las distancias y el calor”.

¿Tienes novia?

“No, ahorita no tengo”.

La mujer ideal.

“Mansa, que no sea enojada, que no sea propensa a discusiones, que no sea altiva y que también sea bonita”.

¿Y si es mala alumna?

“Eso no me importa, porque yo alguna vez tuve problemas”.

¿De que estás orgulloso?

“De ser el mejor alumno a nivel nacional, todavía cada vez que me acuerdo se me levantan los ánimos, aunque haya sido sólo por un año. También del amor de Dios”.

¿A qué le temes?

“A no estar lo suficientemente preparado para el futuro”.

Lo difícil de la vida cristiana.

“Que los demás no me entiendan, que me crean apartado y aburrido y que se burlen de mí cuando les hablo de Dios”.

Lo más bonito.

“Cuando Dios te toca y te sentís tan liviano que crees que estás en una nube”.

Tu debilidad.

“Ser muy pasivo”.

Larry Molina ostentó el título de mejor alumno por el lapso de un año. Este 14 de septiembre se le verá en el acto cívico, en el que se conmemora el Día de la Independencia Nacional, ya que debe entregar la bandera al nuevo mejor alumno a nivel nacional. Éste actualmente no se sabe quién es porque los exámenes de evaluación aún se están llevando a cabo.

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