14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Bebida de Dioses

Brillat Savarin en su libro Fisiología del gusto explica que “el vino es de todas las bebidas, la más amable, y data desde la infancia del mundo.” Quien aprecie una buena comida no puede dejar de acompañarla con un buen vino. Los dos son el matrimonio perfecto de la gastronomía. Elegir el vino apropiado para […]

Brillat Savarin en su libro Fisiología del gusto explica que “el vino es de todas las bebidas, la más amable, y data desde la infancia del mundo.”

Quien aprecie una buena comida no puede dejar de acompañarla con un buen vino. Los dos son el matrimonio perfecto de la gastronomía.

Elegir el vino apropiado para cada plato es una tarea difícil, aún para los grandes conocedores. Hay cantidad de libros que marcan estrictas reglas al respecto, pero éstas se contradicen unas a otras.

Aunque hoy todas estas normas se cumplen con menor rigor, es importante seguir algún criterio de selección.

La regla clásica aconseja que con carnes blancas van los vinos blancos y con las rojas, los tintos.

Lo que actualmente está en vigor dice que se deben unir sabores con colores. Es decir, ningún sabor (del vino o de la comida) debe tapar al otro. Sabores delicados deben ser acompañados por bebidas de iguales características y así equilibrar el encuentro. Nadie compite y los dos se destacan por igual.

EL ORDEN

Una regla general establece que en la mesa se sirven:

Vinos secos antes de los dulces.

Vinos blancos antes de los tintos.

Vinos livianos antes de los de cuerpo.

SEGUN LAS COMIDAS

Vinos blancos para los platos fríos, entradas calientes con pescado, gallina u otras aves con salsas claras.

Vinos tintos para el plato principal compuesto por carnes o aves con salsas oscuras.

Para el postre es posible presentar algún espumante o champagne o servir algún vino abocado tipo marsala o los generosos.

CONOCIENDO LOS VINOS

TINTOS

Tipo Borgoña: son los más densos y de mayor cuerpo. Puede distinguirse su botella porque no tiene hombros. Adecuados a la hora de servir carnes rojas, piezas de caza (perdices, liebres) y guisados de carne.

Burdeos: también llamados claretes. Son más livianos y se presentan en botellas de cuello corto y con hombros. Se adecuan perfectamente a aves, vísceras, guisados ligeros y verduras en salsas.

Italiano: su característico sabor los hace ideales para acompañar pastas, quesos y guisados.

BLANCOS: Más livianos que los tintos y, por lo tanto, se sirven con comidas más ligeras: fiambres, pescados, mariscos. Se clasifican en:

Chablis: vienen en botellas sin hombro ni cuello.

Burdeos: se los denomina Sauternes y la botella tiene cuello alto y sin hombros.

Rin y Mosela: son de sabor ligero, pero seco. Se envasan en botellas altas y de color verde.

CHAMPAGNE: Se utiliza en comidas importantes para acompañar caviar, salmón, ostras. Sus gustos van desde los más secos Extra brut, Brut, Extra sec, Sec, Demisec, hasta el Dulce. Éste último se sirve acompañando postres, pero nunca en las comidas.

Málaga y moscatos: para acompañar postres, bizcochos, dulces y pastelería.

De Jerez y manzanilla: como también otros vinos amontillados, son un buen complemento para servir con jamón, quesos secos, aceitunas.  

Nosotras

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí