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En el 2003 la producción de café en el norte del país ha tenido una sobreproducción que, ante la falta de brazos para el corte, amenaza convertirse en una gran pérdida.

Peligran los cafetales del norte

De los fríos cafetales del norte del país, entre el olor a montaña y la bruma, sobresale una preocupación que parece insólita en un país pobre y lleno de desempleados: no hay brazos para la recolección de la sobreproducción del grano, y las lluvias amenazan con botar gran parte de la cosecha cafetalera. Luis Eduardo […]

  • De los fríos cafetales del norte del país, entre el olor a montaña y la bruma, sobresale una preocupación que parece insólita en un país pobre y lleno de desempleados: no hay brazos para la recolección de la sobreproducción del grano, y las lluvias amenazan con botar gran parte de la cosecha cafetalera.

Luis Eduardo Martínez M. yJosé Adán Silva [email protected]

JINOTEGA. – Ordena, desde el patio lodoso de la terminal de buses, que le bajen con cuidado los 15 sacos anaranjados de grano de café que trasladó, en la canasta metálica de un bus, desde su finca en Sarayalí, al centro de la ciudad.

Don José María Pineda, pequeño productor de café, no está lo suficientemente contento con su valiosa carga, que viene a entregar a los acopios de café. Dice que si hubiese tenido más gente en su parcela, la carga sería el doble de que lo se cuenta arriba del bus. “Perdí como 20 cargas de café (aproximadamente 40 quintales), porque no había quién los sacara”, se queja.

En la zona donde él tiene su finca, el grano maduró temprano por el clima y cayó. Ya para él, no hay más solución, pero para otros cientos de productores cafetaleros, todavía hay esperanzas de que, como por milagro, miles de campesinos aparezcan por sus fincas y les salvan las cosechas, antes de que las primeras lluvias del año caigan y boten la cosecha.

ESPERAN 20 MIL CORTADORES

Así, muchos dueños de fincas cafetaleras de Jinotega esperan que a partir de hoy, 2 de enero, los más de 20 mil cortadores que hacen falta, se integren a los cafetales para así poder levantar con éxito la cosecha del llamado “rojito”, estimada en más de 650 mil quintales, sólo en ese departamento, máximo productor del rubro en Nicaragua.

Según informaciones oficiales de las organizaciones de productores de café y de técnicos del Ministerio Agropecuario y Forestal (Mag-For), en la mayoría de las fincas, el grano está sobremadurando en los cafetos y, ante la falta de brazos, estiman que podrían perder más del 35 por ciento de la cosecha.

“Nos ha favorecido enormemente el clima: no ha llovido porque si no ya se nos hubiera perdido un 40 por ciento de la cosecha”, dijo el productor Ventura Gutiérrez Rizo.

El gerente de la Asociación de Cafetaleros de Jinotega (Asocafeji), Félix González y el productor Alí Zeas, estimaron que, hasta ahora, en Jinotega se ha recolectado cerca del 30 por ciento de la cosecha que se encuentra en su época “pico”, pero que con la escasez de brazos y la cercanía de las lluvias, un porcentaje similar podría perderse si no acelera el corte.

Un ejemplo de esa preocupación ocurre con la finca de Zeas. Son 53 manzanas de cafetales, donde tiene laborando a 45 obreros agrícolas, pero requiere 30 hombres más, que no los encuentra en ningún lado.

POBRE OFERTA SALARIAL

La diferencia, quizás, podría estar en la pobre oferta salarial para los cortadores: seis córdobas por lata cortada. Un cortador experto, lo máximo que podría cortar al día, serían unas diez latas, lo que le dejaría un salario máximo de 60 córdobas (aproximadamente cuatro dólares) al día.

La escasez ha obligado a algunos dueños de fincas a redoblar sus ofertas salariales para adquirir más obreros, antes de que lleguen las lluvias.

En la hacienda La Bastilla, ahora ofrecen 12 córdobas por cada lata de café cortado, además de la alimentación, transporte y alojamiento.

En esta misma finca, perteneciente a una sociedad radicada en Costa Rica, hay casos en que pagan 14 córdobas por lata a los cortadores que prefieren que la alimentación corra por su cuenta. Además, se les traslada todos los días desde sus casas hacia la finca y viceversa, según dijo el administrador Néon Tórrez.

“Hay productores de la zona que me han criticado por la medida, pero yo les digo que sólo recibo órdenes de mis jefes. Son ellos quienes han tomado la decisión de aumentar los salarios, pero en lo que a mí respecta, lo veo como una decisión correcta, ya que es mejor invertir unos córdobas más en salarios, que perder miles de dólares sólo por no pagar más a los trabajadores”, dijo Tórrez.

ALCAHUETERÍA Y MALAS COSTUMBRES

Pero esa oferta tampoco ha sido suficiente. En las 314 manzanas de café de La Bastilla se necesitan un poco más de 650 cortadores y sólo estaban laborando 340. Según Tórrez, el buen invierno hizo que la cosecha rindiera aproximadamente un 30 por ciento más que en comparación al año pasado, cuando en condiciones de producción normal, perdió el 35 por ciento de la cosecha por falta de brazos.

En algunos casos, él achaca la ausencia de trabajadores a la falta de voluntad y a la fomentación del gobierno a la “alcahuetería” con los llamados miembros de los plantones de hambre.

Cuenta que en El Tuma, donde administra otra finca, hay semanas en que se queda sin trabajadores cuando el gobierno les entrega los paquetes alimenticios a los obreros con quienes se comprometió a ayudarle durante la firma de los acuerdos de Las Tunas, el año pasado, cuando se comprometió ayuda gubernamental a los campesinos que protestaban por la falta de empleo y las hambrunas.

Según Martí Rosales, técnico de Unicafé, la carencia de mano de obra es pareja en todas las fincas. Citando el caso de su padre, del mismo nombre, explicó que en la finca La Luz, en el sector de Jigüina, “hay 84 manzanas de café y sólo tenemos 24 cortadores, cuando necesitamos unos 100 cortando café ahorita”.

OPTIMISMO

Los productores confían que después de las fiestas de fin de año se incorporen más cortadores, a como ocurrió después de la Navidad, ya que en estas fechas festivas, los obreros cesan sus actividades para estar con sus familias.

Como referencia, Neón Tórrez señaló que hasta el 23 de diciembre, en La Bastilla, sólo estaban laborando 80 cortadores, pero el 26 se integraron más de 260 obreros, entre hombres y mujeres.

Por su parte, el productor Ventura Gutiérrez Rizo estimó que después del 26 de diciembre, en las fincas jinoteganas se incorporaron más de ocho mil cortadores.

Y es que la copiosidad del invierno adelantó la maduración del café. Igual ocurrió en Matagalpa, segundo departamento más productivo del país, donde los cafetaleros han logrado solventar con la contratación de mano de obra foránea.

Datos de la Asociación de Cafetaleros de Matagalpa (Asocafemat), indican que allí se ha logrado levantar cerca del 80% de la producción.

“Por el invierno, hubo un fenómeno: en años anteriores primero cortábamos en zona baja, después en la zona intermedia y por último en la zona alta, pero este año entraron (al mismo tiempo) las tres zonas con la misma maduración”, manifestó el productor Ventura Gutiérrez Rizo.

Ha sido tanta la necesidad, en el caso de Jinotega, que a partir del 26 de diciembre se hicieron esfuerzos para integrar cortadores de las zonas miskitas de la Costa Atlántica, quienes en su mayoría no poseen la suficiente experiencia para cortar el café sin dañar la planta.

NO AGUANTAN FRÍO

Del mismo modo, los productores de los dos departamentos han hecho esfuerzos por llevar cortadores de otros puntos del país, como Santa Rosa del Peñón y El Sauce, del departamento de León, además de obreros tradicionales de Boaco y Matagalpa.

La tarea, sin embargo, resultó mal: muchos de los obreros “importados” optaron por regresarse a sus lugares de residencia por el intenso frío jinotegano, que en las madrugadas baja de los 10 grados centígrados en las plantaciones.

“Sólo la semana pasada traje 180 personas de Río Blanco y otras 80 de San Ramón. 100 de Río Blanco y 40 de San Ramón se fueron porque no aguantaban el frío”, comentó el administrador de La Bastilla, Neón Tórrez.

EMIGRAN A COSTA RICA

Otra de las cosas que influye en la falta de cortadores es que una buena parte de éstos decidieron emigrar hacia Costa Rica, en búsqueda de mejores ofertas laborales.

De acuerdo con Sergio Blandón Gutiérrez, dueño de la agencia Viajes América, en Jinotega, sólo en diciembre, emigró más de tres mil obreros de ese departamento a Costa Rica.

A juicio de Ivanov Castillo, delegado de la Unión Nicaragüense de Cafetaleros de Jinotega (Unicafé), el fenómeno tiene muchas explicaciones: falta de medicinas en los puestos de salud, el pésimo estado de los caminos que impide a muchos movilizarse a las fincas, el bajo salario, una mala alimentación, la carencia de energía eléctrica, entre otras.

“A veces creo que prefieren trabajar en las Zonas Francas de Sébaco”, comenta Castillo.

Mientras tanto, el productor Ventura Gutiérrez Rizo, señaló que otro de los factores incidentes es que muchos obreros tuvieron excelentes cosechas de granos básicos en la época de apante y “esta gente tiene recursos para estar sobreviviendo y no se ven en la necesidad de ir a cortar café”.

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