- Cardenal pide no ceder al pesimismo ni a la intransigencia, el fanatismo y la violencia
Ary Neil Pantoja [email protected]
Durante su mensaje de Año Nuevo el cardenal Miguel Obando y Bravo llamó a construir la paz en el 2004 y desterrar de los corazones de los nicaragüenses la guerra, la violencia y el terrorismo; pero criticó la “manipulación” a la que es sometida constantemente la palabra paz y considera que la misma continúa siendo una “asignatura sin aprobar”.
“Hoy nos deseamos mutuamente un feliz Año Nuevo; un año lleno de paz, aunque siempre aceche el peligro de la fórmula estereotipada, pues la palabra paz es una de las más gastadas del diccionario. Ya casi no significa nada de tanto manipularla. Sin embargo, la aspiración a la paz es una constante infatigable en la historia de la humanidad y al mismo tiempo es la ausencia más sentida en la historia de los pueblos”, dijo Obando.
En la primera misa del año oficiada ayer primero de enero, Obando criticó la existencia de la guerra, la violencia y el terrorismo en todo el mundo y reprochó que la guerra “sea la compañera inseparable de viaje”.
“En la guerra no sólo cuenta el estallido declarado de las armas, sino también la guerra fría, la violencia, el terrorismo, los atentados, secuestros y atracos; la explotación del hombre por el hombre de múltiples formas”, dijo Obando.
ASIGNATURA PENDIENTE
“Son innegables el adelanto cultural y el asombroso progreso técnico, sin embargo, hay una asignatura que siempre nos queda sin aprobar: la lección de la paz”, dijo el Cardenal a la feligresía que se congregó en la Catedral Metropolitana de Managua, entre ellos el presidente Enrique Bolaños, la Primera Dama, doña Lila Abaunza de Bolaños y algunos miembros del gabinete de gobierno.
Obando criticó la industria de las armas y la guerra. “La paz armada de hoy y de siempre, es un negocio industrial descomunal, una suma fabulosa de dinero, millones de hombres y jóvenes del mundo están sobre las armas y miles de cerebros científicos emplean su talento para la destrucción de la humanidad cuando podrían hacerlo para servir a la vida, especialmente donde más urge”, expresó.
Añadió que “lo más triste es que la carrera de armamentos corre paralela a la curva ascendente del hambre, la enfermedad, la incultura y la miseria, cuyas estadísticas e imágenes gráficas son escalofriantes”, dijo.
El prelado señaló que “la guerra es un capricho y un juguete muy caro. ¿Cuántas escuelas, hospitales, carreteras, viviendas y bibliotecas podrían construirse con el dinero de las armas?”, se preguntó Obando.
Llamó a los pueblos y países vecinos, así como a los gobernantes a hacer un compromiso personal con la paz. “No sólo los demás están armados, cada uno puede tener armado su corazón a la defensiva por la soberbia y en el plan agresivo por el ansia de dominio”, dijo.
Obando señaló que es responsabilidad de los padres y maestros inculcar la cultura de paz en los niños, a través de la educación y demás actividades, incluyendo el deporte.
“La educación para la paz debe hacerse presente en todo el currículum y todas las comunidades educativas deben esforzarse por integrar elementos pacificadores, democráticos, solidarios, tolerantes y justos en su desarrollo”, agregó.
Obando terminó su homilía del primero de enero lamentando que la justicia, muchas veces, está llena de rencor, de odio y de crueldad. Agregó que la justicia “puede llegar a negarse a sí misma si no se abre al amor”. Obando recordó que para conseguir una verdadera paz, es necesario el perdón entre los hombres y los pueblos. “No hay paz sin perdón”, afirmó.
“Convirtamos nuestro corazón a la bienaventuranza evangelizadora de la paz sin ceder al pesimismo derrotista y menos a la tentación de la intransigencia, del fanatismo y de la violencia. Alentemos toda iniciativa en pro de la paz. No sólo los que gobiernan el mundo y las naciones han de construir la paz, a todos nos toca esta tarea y más aún a los cristianos”, dijo Obando.