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Venezolana era un misterio

Quienes la conocieron señalan que era cariñosa, aunque Norelia Colombet tenía pocos amigos Gretchen Robleto yMartha Solano [email protected] Misteriosa. Encantadora. Preparada. Así describen a Norelia Margarita Colombet Madrid quienes la conocieron. La vida de la mujer venezolana asesinada el 27 de diciembre en la bocana del Río Tecomapa, en Carazo, es un misterio. Y su […]

  • Quienes la conocieron señalan que era cariñosa, aunque Norelia Colombet tenía pocos amigos

Gretchen Robleto yMartha Solano [email protected]

Misteriosa. Encantadora. Preparada. Así describen a Norelia Margarita Colombet Madrid quienes la conocieron. La vida de la mujer venezolana asesinada el 27 de diciembre en la bocana del Río Tecomapa, en Carazo, es un misterio. Y su muerte un enigma.

Cuenta Juan Carlos Lagos, amigo de doña Lesbia Castillo, residente en Los Robles, que un día se presentó Norelia a la casa de habitación asegurando ser ahijada del lasallista Elías Castillo Lanuza. El lasallista es hermano de la señora Castillo.

“Me vine de Venezuela porque allá la situación está horrible, no hay trabajo, ni comida, (Hugo) Chávez es un loco, así que vengo a quedarme aquí”, recuerda don Juan Carlos que le dijo Norelia a doña Lesbia.

“¿Pero cómo que quedarse en Nicaragua? Aquí estamos peor que en Venezuela”, ésa fue la reacción de doña Lesbia al escuchar el planteamiento de la venezolana. Pero conmovida por la situación de la mujer, doña Lesbia le dijo que podía buscarle un cuarto para hospedarse y que llegara a comer todos los días.

Así fue. Por 150 dólares al mes, que a Norelia le resultaron demasiado, alquiló un cuarto en Los Robles y aceptó el ofrecimiento de recibir los alimentos en casa de doña Lesbia. Solamente un mes estuvo alquilando en Los Robles y entonces se mudó a otro cuarto en la Colonia Centroamérica, pero continuó visitando esporádicamente la casa de la hermana de su supuesto padrino.

Norelia era callada y esquiva al hablar de su familia. “Un día le preguntamos por su familia y dijo que era como si no tuviera”, afirma don Juan Carlos. Las sospechas de que algo raro había en la vida de la joven se agudizaron en noviembre pasado cuando apareció en casa de doña Lesbia para saludarla, oportunidad que la señora aprovechó para conocer dónde se había trasladado Norelia.

“La señora (Lesbia) le regaló una lata de frijoles y maíz, y le dijo que como eran muy pesadas las iba a ir a dejar a su casa, entonces se fueron a la Centroamérica y cuando llegaron a un callejón, la muchacha le dijo que vivía en la casa de al fondo, donde estaba la luz encendida”, rememora don Juan Carlos.

La curiosidad hizo que doña Lesbia esperara. Vio entrar a Norelia a la casa y saludar a unas personas. El hecho ocurrió en noviembre pasado. Un mes después doña Lesbia se enteraría de que para cuando ocurrió esa escena ya la venezolana no vivía ahí. ¿Por qué ocultar su verdadero domicilio?

ALTA PREPARACIÓN

Al señor Melvin Wallace le resulta muy extraña la muerte de Norelia, a quien describe como inteligente y muy preparada. Wallace es director del Centro de Investigación de la Realidad de América Latina (CIRA) y conoció a la joven cuando ella llegó a prestar consultoría externa para el Fondo Editorial CIRA.

Su currículo lo impresionó. Y no es para menos. Una maestría en economía internacional y una licenciatura en estudios internacionales. Además, varias capacitaciones en docencia con énfasis en niños en edad preescolar. Esos créditos académicos le ganaron a Norelia ingresar como colaboradora a editorial CIRA, trabajando en los proyectos: Manual de Educación Preescolar y Ciencias Recreativas.

“Hace muchos meses que no se aparecía por aquí, lo último que supimos de ella es que había comprado un terreno en Granada y se mudaría para allá”, afirma el señor Wallace, quien asegura que Norelia nunca le pareció sospechosa y despertaba en la editorial respeto por su preparación académica. Hasta la fecha no se han publicado los trabajos de Norelia por falta de presupuesto.

BUENA GENTE

“Ella era bastante parca, con mi mamá hablaba más. Aquí venía, cenaba y se acostaba. Siempre salía temprano y no regresaba hasta tarde. La misma rutina de todos los días, igual los fines de semana”, dijo Mauricio Pacheco, hijo de la dueña de la casa ubicada en la Colonia Centroamérica donde Norelia vivió desde el 18 de julio del 2002 hasta el 14 de noviembre del año pasado.

Los habitantes de esta vivienda la describen como una excelente persona. Muy cariñosa, a pesar que no hablaba mucho con todos.

Al parecer tenía muy pocas amistades o muy pocos sabían dónde vivía. “Jamás recibió alguna visita, ninguna llamada y la única correspondencia que recibió fue una que vino de la Embajada de Venezuela referente a Simón Bolívar. De ahí nunca se recibió nada”, señaló María Emma Espinoza, jefa de la familia donde vivió.

Según la señora Espinoza, cuando Norelia se fue lo hizo porque ya había construido su casita y se trasladaría a Granada.

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