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Dennis Eckersley.

Denis Martínez, eliminado

Molitor y Eckersley entran al Salón de la Fama Edgard Tijerino M. [email protected] Ningún misterio. Por favor Aga-tha Christie, no despiertes al señor Poirot. No se necesitaba su sexo sentido. Tal como estaba previsto, Paul Molitor repartiendo palo y Dennis Eckersley pistola en mano, entraron al Salón de la Fama tan impetuosamente, como Frank y […]

  • Molitor y Eckersley entran al Salón de la Fama

Edgard Tijerino M. [email protected]

Ningún misterio. Por favor Aga-tha Christie, no despiertes al señor Poirot. No se necesitaba su sexo sentido.

Tal como estaba previsto, Paul Molitor repartiendo palo y Dennis Eckersley pistola en mano, entraron al Salón de la Fama tan impetuosamente, como Frank y Jesse James cuando asaltaban un banco en el viejo oeste.

“Nada que discutir. Cuestión de merecimientos”, diría Confucio.

Mientras tanto, Denis Martínez vio esfumarse drástica y dramáticamente un sueño tejido débilmente, cuando no pudo alcanzar el cinco por ciento requerido para sobrevivir en las boletas.

Limitado a sólo 16 votos, equivalentes a un porcentaje de apenas 3.2 del total de 506 electores, Martínez, un ganador de 100 juegos en cada liga, dueño de la máxima cifra entre los latinos con 245 triunfos, mostrando liderazgos en juegos completos, innings lanzados, promedio en efectividad y tirador de un Juego Perfecto, quedó descartado para el futuro.

Seguramente, se hundió en la butaca, llevó sus manos a la cabeza aturdida, pero reaccionó de inmediato, consciente que como ejemplo, seguirá siendo un punto de referencia que no podrá ser borrado por los embates del viento y las arenas del tiempo, y eso, naturalmente, tiene un gran significado.

Con Molitor y Eckersley, no había forma de enredarse. Las cifras que ellos construyeron son lo suficientemente resplandecientes para impresionar y convencer, como una pintura de Leonardo en cualquier pared.

Bateador de 3,319 hits a lo largo de 21 temporadas, Molitor fue tan ágil en las bases que se apuntó 504 robos, uniéndose a Lou Brock, Ty Cobb, Honus Wagner y Eddie Collins como un 3,000-500.

Registró una racha de 39 juegos conectado hits, la más llamativa de los años 80 después de los 44 logrados por Pete Rose en los 70. Fue capaz de superar la barrera de los 200 hits a los 40 años y su aporte fue siempre valioso para Milwaukee, Toronto y Minnesota, cerrando su carrera con 306 puntos.

Eckersley, que en 1990 asombró salvando 48 juegos mientras le circulaban apenas 45 corredores en las bases, obtuvo 197 victorias con 390 salvamentos y casi 2,500 ponches, agregando un no hitter y una temporada de 20 victorias. Su control fue tan admirable que solamente es superado por Juan Marichal y Ferguson Jenkins, ambos inquilinos de Coorperstown.

Lamentablemente, ese formidable intermedista que fue Ryne Sandberg, se quedó cortó con 309 votos, el 61.1 por ciento, distante de los 380 necesarios para cruzar el Rubicón y lanzarse a la conquista de Cooperstown.

Pobre Bert Blyleven el ganador de 287 juegos y 3,701 ponches con 60 blanqueos, que en su séptimo intento, apenas interesó al 35.4 por ciento, y pobre el relevista Lee Smith, líder de todos los tiempos con 478 rescates, que obtuvo 185 votos, un 36.6 por ciento.

Bruce Sutter, Jim Rice, Andre Dawson y Rich Goosage, continúan colgados de sus expectativas.

Para Rice fue su fracaso número 10, aproximándose al límite de 15 oportunidades para quedar en manos del Comité de Veteranos.

Como ocurre cada año, en el aire queda flotando la pregunta: ¿Qué es lo justo en las puertas del Salón?

NO MÁS VALENZUELA

El zurdo Fernando Valenzuela, que se salvó por un pelo el año pasado en su primer intento, fue borrado del mapa con sólo 19 votos, un 3.8 por ciento.

Valenzuela debutó en 1981 con 8 victorias consecutivas incluyendo 5 blanqueadas y fabricando la “fernandomanía” en Los Ángeles.

Ese año, obtuvo los títulos de Novato del Año y el Cy Young, peleando también la distinción de Más Valioso, concedida a Mike Schmidt.

Fue ganador de 20 juegos en una ocasión, lanzó un juego sin hit ni carreras contra los Cardenales en 1990 y consiguió un liderato en ponches. Eso sí, no llegó a las 200 victorias, siendo reducido a 173.

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