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Bush propone visa especial

Miles de nicas podrían ser beneficiados Luis Felipe Palacios [email protected] Unos 40 mil nicaragüenses con empleo estable en Estados Unidos podrán ser beneficiados con la propuesta migratoria del Presidente de ese país, George W. Bush, que permitirá que alrededor de 8 millones de inmigrantes indocumentados puedan alcanzar una legalidad temporal en aquel país, informó el […]

  • Miles de nicas podrían ser beneficiados

Luis Felipe Palacios [email protected]

Unos 40 mil nicaragüenses con empleo estable en Estados Unidos podrán ser beneficiados con la propuesta migratoria del Presidente de ese país, George W. Bush, que permitirá que alrededor de 8 millones de inmigrantes indocumentados puedan alcanzar una legalidad temporal en aquel país, informó el canciller nicaragüense, Norman Caldera.

Caldera explicó que el plan anunciado por Bush beneficiará a trabajadores extranjeros y a millones de indocumentados que trabajan “sin papeles” en Estados Unidos, siempre y cuando no haya trabajadores estadounidenses disponibles para esas labores.

“Los trabajadores que no tengan documentos de permanencia legal y que estén trabajando (en EE.UU.), van a poder solicitar ese visado temporal”, afirmó el jefe de la diplomacia nicaragüense.

Caldera aseguró que los indocumentados podrán solicitar el “visado” temporal desde Nicaragua, “si tienen un trabajo seguro en los Estados Unidos”, que les permitirá laborar por tres años sin temor a ser deportados y con opción a renovar el visado temporal posteriormente.

INCLUYE HIJOS Y CÓNYUGE

Indicó que los nicaragüenses que han sido deportados de EE.UU. por tener cuentas pendientes con la justicia de aquel país, no podrán solicitar su programa de visado temporal, pero sí aquellos que hayan sido deportados por su estatus de ilegal.

Observó, sin embargo, que las deportaciones por esa causa (indocumentados) no se han dado en los últimos años, porque el Gobierno de Estados Unidos otorgó un estatus de protección temporal (TPS) a los centroamericanos que viajaron a ese país, después que el huracán Mitch azotó la región a finales de 1998.

Caldera explicó que los nicaragüenses indocumentados que laboren en aquel país y deseen acogerse al plan Bush —si esta iniciativa es ratificada por el Congreso y el Senado de EE.UU.—, tendrán que pagar una cuota de inscripción, que aún no ha sido precisada, y tendrán que demostrar también que tienen un empleo estable y que sus empleadores responden por ellos.

En el plan Bush se precisa que mientras disfruten del permiso de trabajo temporal, los extranjeros “sin papeles” podrán tener consigo a su cónyuge y a sus hijos.

REFORMA MIGRATORIA

En Washington, según cables informativos, Bush dijo que Estados Unidos “es una sociedad acogedora”, al presentar su propuesta en un salón de la Casa Blanca repleto de representantes de organizaciones de inmigrantes, en el que destacó la “gran aportación” de los extranjeros a la grandeza de EE.UU.

“Como nación que valora a los inmigrantes y depende de ellos, debemos tener unas leyes de inmigración que funcionen y que nos hagan sentir orgullosos”, declaró Bush, quien había prometido ocuparse de la cuestión migratoria durante los primeros meses de su Gobierno, pero los atentados de septiembre de 2001 cortaron ese proyecto de raíz.

El mandatario estadounidense también resaltó la necesidad de poner en marcha una reforma a fondo de la política migratoria estadounidense –“porque la actual no funciona”–, para lo cual pidió que el Congreso estudie cinco líneas maestras.

Entre esas directrices figuran: control de las fronteras, respuestas congruentes a las demandas del mercado laboral, “compasión” hacia los indocumentados y protecciones laborales para quienes entren en la legalidad.

Además, Bush pidió que se busquen incentivos para que los trabajadores regresen a sus países, entre los que podría haber ciertos tipos de cuentas de ahorros y acuerdos recíprocos para que éstos reciban beneficios de pensiones por el tiempo que trabajaron en EE.UU.

Estas propuestas son el mayor cambio en la política migratoria de EE.UU. desde la amnistía que Ronald Reagan aprobó en 1986, y su presentación se produce a poco más de 10 meses de las elecciones presidenciales de noviembre, para las que Bush quiere aumentar su aceptación entre el creciente voto hispano.

Además, se producen cinco días antes de que Bush viaje a México para la Cumbre especial de las América, donde se reunirá con el presidente Vicente Fox, quien ha urgido reiteradamente a Washington por una regularización de los indocumentados.

REACCIONES ENCONTRADAS

Sin embargo, la propuesta de Bush ha suscitado elogios, escepticismo, críticas y fisuras entre la comunidad inmigrante en los Estados Unidos.

La bancada demócrata de la Cámara de Representantes, que incluye a 22 legisladores hispanos, tachó el plan de maniobra electoral y de ser una versión moderna del programa de “braceros” de los años 40 en la que los indocumentados serán tratados como “desechables”.

Vaticinaron que los indocumentados no se inscribirán para no quedar “fichados” y eventualmente deportados.

Las críticas también abundan en el ala conservadora del partido republicano, que considera que los indocumentados amenazan la seguridad nacional y que EE.UU. necesita más controles fronterizos.

El congresista republicano Tom Tancredo advirtió que es “peligroso” premiar con un mecanismo legal, aunque temporal, a quienes violan las leyes. No obstante, la mayoría de los legisladores republicanos, entre ellos los tres latinos de Florida, respaldaron el plan, además de grupos hispanos como LULAC, la Coalición Latina y la Asociación para el Avance de los México-estadounidenses.

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