- La delgada línea entre la protección y la sobreprotección es casi invisible y fácil de saltar. Si usted la salta, afectará a su hijo e hija de por vida
Cuando estuvo en edad de ir al preescolar no lo enviaron porque lo creyeron todavía muy pequeño. Cuando estuvo en condiciones para ponerse sólo algunas prendas de vestir lo vistieron completamente cada mañana. Cuando olvidó hacer sus tareas se las hicieron y hablaron con su maestra para que no lo dejara ir al recreo porque se podía golpear. Este niño hipotético creció sobreprotegido y por consiguiente inseguro e incapaz de tomar una decisión.
La preocupación por el bienestar del niño y la inclinación a protegerlo es normal en los padres. Sin embargo, la línea entre protección y la sobreprotección es casi invisible y por lo tanto fácil de saltarla.
La mamá que no deja tomar decisiones al niño o la niña, está pasando el límite, advierte la sicóloga Ana Yolanda Sánchez. “Los niños deben ir aprendiendo cosas y en la medida que no los dejemos actuar, no aprenderán a hacer cosas para ellos mismos, ni ser autosuficientes, no van a crecer”, advierte.
“Si el niño está en edad de elegir con qué ropa vestirse y se le escoge todo lo que va a ponerse, no lo estamos dejando que tome decisiones y por lo tanto aprenderá a hacerlo”, ejemplifica.
“Cuando hace esto, el adulto considera que lo está protegiendo y dando muestras de cariño, pero la mejor muestra de cariño es dejarlo que experimente porque eso le permitirá su desarrollo y crecer”, aconseja.
Serias consecuencias
Con el afán por resolverle todo a su hijo o hija, lo que los padres sobreprotectores terminan haciendo es perjudicándolos. Esa actitud conlleva a graves consecuencias que afectan toda la vida.
El niño o la niña serán inseguros, con baja autoestima, no aprenderá a desenvolverse en la vida. La persona que le hace todo ahora, no estará con él o ella toda la vida para resolverle los problemas y por lo tanto enfrentará situaciones que no podrá resolver porque no se le dio la oportunidad siendo un menor, explica la doctora Sánchez.
El niño sobreprotegido será un adulto incapaz de tomar la más simple decisión. “No pueden ni escoger la ropa que se pondrán, no pueden decidirse por un par de zapatos u otro, no sabrá si casarse o no, incluso llegarán a considerar llevar a su mamá a la luna de miel”, comenta la especialista.
Agrega que el niño al que se le hace todo también puede interpretar el mensaje de que es un inútil e incapaz.
Autoexamínese
La sicóloga Sánchez indica que los adultos que caen en la sobreprotección a los niños, ya sean sus hijos o no, es porque no se adaptan a la edad que va viviendo el menor, considerándolo que es más pequeño o pequeña. “No hay una correspondencia entre la actitud del adulto y la edad del niño”, indica.
También es probable que el adulto quiera demostrar cariño a través de eso, “pero no es la forma adecuada”. Asimismo, puede ser que el adulto desee tener una actitud aceptable, aunque esto no sea de manera consciente, añade.
El papel de los padres
-El adulto siempre tendrá que estar guiando a los niños, pero como guía, no haciendo las cosas que al pequeño y a la pequeña le corresponden.
-Deje a sus hijos tomar decisiones desde que son bebés. Si un pequeño, menor del primer año de vida no quiere tomarse la leche sino un jugo, está empezando a decidir.
-En la medida que se le deja tomar decisiones, serán más independientes y más felices.
-Cuando el menor va creciendo, sus padres y los adultos que lo rodean deben cambiar algunas actitudes y hacer modificaciones porque su pequeña o pequeño, necesita más independencia y responsabilidades.