14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

El inspector Gadget en casa

Por miedo a que cometan errores, con el afán de protegerlos, por inseguridad o porque están repitiendo con sus hijos los mismos patrones de educación que recibieron siendo niños, algunos padres pasan del control normal que se debe tener, a una desconfianza casi enfermiza. Esta actitud mantiene a los hijos en un ambiente de desconfianza. […]

Por miedo a que cometan errores, con el afán de protegerlos, por inseguridad o porque están repitiendo con sus hijos los mismos patrones de educación que recibieron siendo niños, algunos padres pasan del control normal que se debe tener, a una desconfianza casi enfermiza.

Esta actitud mantiene a los hijos en un ambiente de desconfianza. Lo mejor es educar en un clima de confianza, pues así se logrará unidad y resultados positivos.

La sicóloga Eudilia Molina considera que cuando el control se sale de lo normal se vuelve necedad, obsesión, y el hijo se siente asediado, molesto e inconforme.

“A los hijos hay que aprender a darles confianza y a tenerles confianza para desarrollar en ellos una conducta estable, porque de lo contrario puede producirse un descontrol total de conducta, el hijo puede adoptar antivalores apoyado en la hipótesis que de todas maneras no le creen”, indica.

La desconfianza es también el resultado de los problemas de comunicación que existen normalmente entre padres e hijos adolescentes.

Elizabeth Sequeira, sicóloga, explica que la entrada de los hijos en la adolescencia introduce cambios en las relaciones familiares, que generan tensión, ya que impactan las normas de crianza. Y comportarse desconfiados con ellos o como espías, puede generar mayor tensión y llevar a los hijos hasta abandonar el hogar, advierte Sequeira.

El padre de familia quiere inculcar los valores de la familia, pero el adolescente quiere descubrir solo o sola, buscan su propio proceso de identidad, explica.

El adolescente necesita ampliar su campo de experiencias y pierde la idealización que tenía de sus padres, mientras los padres pierden autoridad y el poder de protección y de guía que tenían frente al hijo, indica.

Todo esto perturba la relación, la comunicación familiar y produce una ruptura del equilibrio, una tensión familiar, añade.

Convivir con su adolescente

-La sicóloga Sequeira recomienda que el eje principal debe ser fortalecer la etapa de adolescencia.

-Identificar al adolescente como personas que están pasando un período normal pero crucial en su crecimiento.

-Desarrollar y promover la capacidad que muestran muchos seres humanos de crecer y desarrollarse en medios adversos y alcanzar niveles de competencia.

-La adolescencia no debe ser equivalente a una crisis, debe haber asesoría y acompañamiento adulto para el adolescente.

-Entre padres e hijos adolescentes debe existir comunicación clara, diálogo, respeto y apoyo para su desarrollo.

-Nunca descalifique al adolescente con frases como: “Sólo babosadas hablás”. Es recomendable que el adolescente tenga un reconocimiento social.

-Valorar su participación.

-Apoyarlos en su búsqueda de identidad.

-Escúchelos con atención.

-No interrogue ni juzgue.

-Trate de inculcarles valores, pero no trate de imponérselos.

-Muestre interés en aquellas cosas que para el adolescente son importantes.  

Nosotras

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí