- Se dice que la escuela es el segundo hogar de nuestros hijos. ¿Qué tanto contribuimos como padres para que así sea?
Isabel Moncada, maestra de primaria, se enfrentaba a la dura tarea de lidiar con el joven Mario Alberto Sánchez, quien se comportaba de manera conflictiva. Sus calificaciones no eran las mejores y su disciplina había descendido gradualmente, pero Isabel sabía que su comportamiento tenía una causa. Preocupada por esa situación, Isabel llamó a los padres de Mario, quienes acudieron a su llamado. La conversación entre la profesora y los padres de Mario los llevó a descubrir que el joven se sentía solo y “abandonado” por sus padres.
Los padres de Mario aceptaron su culpa y junto a Isabel tomaron medidas que lo ayudaron a cambiar de actitud. Padres y profesora formaron un frente para combatir el problema.
“La sociedad ha venido evolucionando de una manera muy acelerada. Actualmente nuestros niños se enfrentan con el problema de la desintegración familiar. Muchos niños están siendo criados por sus abuelos o sólo por la madre y eso se ha convertido en uno de los factores que debilita la relación “padre-maestro”, dado que no hay un modelo de familia a seguir”, afirma Mónica Zalaquett, directora del Centro de Prevención Contra la Violencia. (CEPREV).
Hay que recordar que son cinco horas diarias la que pasan nuestros hijos en mano de estos seres que también tienen sus propios hijos y poseen los mismos temores. Por eso es importante abrir un lazo de comunicación que permita combatir los problemas a los que se enfrentan hoy en día los niños y las niñas de nuestro país.
Existen padres de familia que se acercan a hablar con el maestro hasta que ven el bajo rendimiento de sus hijos. No existe confianza en el maestro porque muchas veces el padre reclama por las calificaciones de su hijo o hija, cuando debería preocuparse por la salud emocional del muchacho o la muchacha, dice Marcial Betanco, profesor de Historia.
“Nuestros hijos necesitan amor y comprensión, los estamos criando con una cuota mínima de afecto. El profesor no puede sustituir el amor de una madre o un padre, es deber del padre demostrarle ese sentimiento. Lo que sí está en manos del maestro es educar al niño de una manera integral que le prepare para el futuro”, opina Zalaquett.
“Existen padres que equivocadamente creen que la escuela y el profesor son parte de un reformatorio y no debe de ser así. Necesitamos que el padre de familia se integre con nosotros en la formación del niño. El maestro es sólo un facilitador de las técnicas de aprendizaje, la familia es la formadora de valores que el niño y la niña, deben tener”, comparte Elías Sevilla Laguna, profesor del Centro Educativo “Mi Redentor”.
Fortalecer la confianza
El binomio padre-maestro debería ser solidificado a través de la comunicación. ‘Prevenir es mejor que lamentar’, busque en el maestro o la maestra, un aliado para combatir los problemas de sus hijos.
Mónica Zalaquett, quien ha trabajado con maestros con el objetivo de fomentar una cultura de paz en pro de los niños y niñas nicaragüenses, manifiesta que el mejor aliado que puede tener un padre de familia es el maestro, pero que esta alianza debe estar basada en las premisas de: Solidaridad, respeto, confianza, comunicación y diálogo.